Page 33 - HOMO_VIDENS
P. 33
Las matemáticas no. Pero la interpretación de unos resultados estadísticos, sí.
Tomemos el caso —realmente clamoroso— de las estadísticas utilizadas para demosIrar
y medir, en Estados Unidos, la discriminación racial, sobre todo la que perjudica a los
negros, pero también en algunos casos a otras minorías.
¿Cómo se demuestra que los negros están discriminados y deliberadamente
desfavorecidos sólo porque son negros?
Desde hace cuarenta años hasta hoy día, la prueba de la discriminación pacíficamente
aceptada (por la mayoría y, por supuesto, por los medios de comunicación) es la escasa
representación de los negros —con respecto a su proporción demográfica— en las
universidades, en Wall Street, en las grandes empresas y, en última instancia, en el
elenco de multimillonarios (en dólares). El argumento es el siguiente: si son
proporcionalmente menos, menos que los blancos, es porque están discriminados.
Parece obvio o, mejor, esta conclusión se desecha por obvia; vero, por el contrario, lo
que es obvio es que esta prueba no prueba nada. Absolutamente nada. Pues cualquier
estudiante que aprueba un examen de estadística elemental tiene la obligación de saber
que, si tenemos una distribución anómala, no significa que tengamos también la causa y
las causas que la producen. Ya que los negros tienen una escasa representación, queda
por descubrir el porqué y hay que probar específicamente que la causa de esta baja repre
sentación sea una discriminación racial.
Obsérvese que los negros están altamente sobrerre presentado en muchos deportes: en
las carreras, el bo xeo el baloncesto y las diversas clases de atletismo hay multitud de
negros. Los negros destacan también en el baile y el jazz. ¿Es tal vez porque en estas
actividades se practica la discriminación contra los blancos? Nadie sostiene tal teoría,
por la sencilla razón de que sería una clara estupidez. Pero la misma estupidez se acepta
sin 4 parpadear a la inversa. Además, dentro de esta lógica (ilógica), ¿qué hacemos con
los asiáticos? En las mejores universidades americanas, los estudiantes «amarillos*
tienen una sobrerrepresentación, respecto a su índice demográfico. ¿Por qué? ¿Tal vez
porque alguien discri min a su favor? Obviamente no. Obviamente porque son más
estudiosos y mejores (como estudiantes). Una información correcta diría esto, pero la
desinformación no lo dice. A las estadísticas falsas hay que añadir, como factor &
distorsión, la entrevista casual. El entrevistador al que le manda cubrir un
acontecimiento —e incluso un no- acontecimiento— con imágenes pasea por la calle y
trevista a los que pasan. Así, finalmente, es la voz pueblo la que se hace oír. Pero esto es
una falsedad luta. Dejemos de lado el hecho de que estas entrevista están siempre
«precocinadas» con oportunas distribuciones de síes y noes. Lo esencial es que la
«casualid de las entrevistas casuales no es una casualidad estadistica y que el transeúnte
no representa a nada ni a nadie: habla sólo por sí mismo. En el mejor de los casos, las
entrevistas casuales son «coloristas». Pero cuando tratan de problemas serios son, en
general, formidables multiplicadores de estupideces. Cuando se dicen en la pantalla, las
estupideces crean opinión: las dice un pobre hombre balbuceando a duras penas, y al día
siguiente las repiten decenas de miles de personas.