Page 34 - HOMO_VIDENS
P. 34

Telesio Malaspina lo resume claramente:



                     A  la  televisión  le  encanta  dar  la  palabra  a  la  gente  de  la  calle,  o  similares.  El
                  resultado es que se presenta como verdadero lo que con frecuencia no es verdad [...J.
                  Las opiniones más facciosas y necias [...] adquieren la densidad de una corriente de
                  pensamiento [...]. Poco a poco la televisión crea la convicción de que cualquiera que
                  tenga  algo  que  decir,  o  algo  por  lo  que  quejarse,  tiene  derecho  a  ser  escuchado.
                  Inmediatamente. Ycon vistosos signos de aprobación [por parte de los entrevistadores]
                  [...]. El uso y el abuso de la gente en directo hace creer que ahora ya puede tomarse
                  cualquier decisión en un momento por aclamación popular. (1995, pág. 24).


                     Prosigamos. Además de falsas estadísticas y entrevistas casuales, la desinformación se
                  alimenta de dos típicas distorsiones de una información que tiene que ser  excitante a
                  cualquier  precio:  premiar  la  excentricidad  y  privilegiar  el  ataque  y  la  agresividad.
                  En  cuanto  al  primer  aspecto,  me  limito  a  observar  de  pasada  que  la  visibilidad  está
                  garantizada  para  las  posiciones  extremas,  las  extravagancias,  los  «exagerados»  y  las
                  exageraciones. Cuanto más descabellada es una tesis, más se promociona y se difunde.
                  Las  mentes  vacías  se  especializan  en  el  extremismo  intelectual  y,  de  este  modo,
                  adquieren notoriedad (difundiendo, se entiende, vaciedades).

                     El resultado de ello es una formidable selección a la inversa. Destacan los charlatanes,
                  los  pensadores  mediocres,  los  que  buscan  la  novedad  a  toda  costa,  y  quedan  en  la
                  sombra las personas serias, las que de verdad piensan.

                    Todo  esto  significa  ponerse  a  disposición  de  un  «interés  mal  entendido».  El  otro
                  aspecto consiste, como ya he dicho, en privilegiar el ataque y la agresividad. Esto puede
                  suceder de diferentes modos. La televisión americana es agresiva en el sentido de que el
                  periodista  televisivo  se  siente  revestido  de  una  «función  crítica»  y  es,  por  tanto,  un
                  adversary,  constitutivamente predispuesto a  morder  y pinchar al poder, a  mantenerlo
                  bajo sospecha y acusación. Esta agresividad se considera en Estados Unidos como una
                  ética profesional, aunque después, un segundo objetivo, menOs noble, es el de «crear
                  público»  y  complacerlo.  En  Italia,  con  la  televisión  estatal,  nunca  ha  sido  así.  Los
                  periodistas  de  las  televisiones  estatales  se  sienten  inseguros  y,  por  tanto,  son  muy
                  cautelosos: no quieren escándalos, y hacen carrera tratando al gobierno con guantes de
                  seda.  Todos  deben  quedar  satisfechos  (incluso  el  Papa),  también  en  términos  de
                  minutaje.  De  modo  que,  en  Italia,  la  agresividad  y  la  «función  adversaria»  de  la
                  televisión  segura  de  sí  misma  permanece  reprimida  o  comprimida.  A  pesar  de  ello,
                  también en Italia la televisión se siente inevitablemente atraída por los altercados y los
                  conflictos,  y  los  valora.  La  televisión  llega  siempre  con  rapidez  al  lugar  donde  hay
                  agitación, alguien protesta, se manifiesta, ocupa edificios, bloquea calles y ferrocarriles
                  y, en suma, ataca algo o a alguien. Se podría pensar que esto sucede porque un ataque
                  puede resultar un espectáculo, y la televisión es espectáculo.
   29   30   31   32   33   34   35   36   37   38   39