Page 31 - HOMO_VIDENS
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La CBS, otra de las grandes cadenas de televisión, ha comentado tranquilamente: «es
                  simplemente  una  cuestión  de  preferencia  de  los  espectadores.  El  índice  de  audiencia
                  aumenta  con  acontecimientos  nacionales  como  terremotos  o  huracanes».  Este
                  comentario es escalofrian te por su miopía y su cinismo: descarga sobre el público las
                  culpas que, en realidad, tienen los medios de comunicación. Si el hombre de la calle no
                  sabe nada del mundo, es evidente que no se interesará por él. Inicialmente, también la
                  información (como la lectura) representa un «coste».




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                  * Sobre Tiananmen, Henry Kissinger se preguntaba «cómo es posible que haya tantos escritos
                  en inglés en los carteles y pancartas de los estudiantes?» y luego observaba que «las víctimas
                  de la plaza no eran muchas; el mayor número de muertos estaba a unas tres millas de la plaza,
                  y  éstos  eran  obreros  y  no  estudiantes  [...que]  se  manifestaban  para  reclamar  mejores
                  condiciones  económicas,  no  para  cambiar  la  vida  política  del  país»  (cit.  Glisenti  y  Pesend,
                  1990, pág. 174). Así pues, en el caso de Tiananmen se mezcla un pseudo-acontecimiento creado
                  por  la  presencia  de  la  televisión  (pancartas  en  inglés),  subinformación  y  además
                  desinformación.


                     El hecho de informarse requiere una inversión de tiempo y de atención; y llega a ser
                  gratificante  —es  un  coste  que  compensa—  sólo  después  de  que  la  información
                  almacenada llega a su masa crítica. Para amar la música es necesario saber un poco de
                  música, si no Beethoven es un ruido; para amar el ffitbol es necesario haber entendido
                  cuál es la naturaleza del juego; para apasionarse con el ajedrez hace falta saber cómo se
                  mueven las piezas. Análogamente, el que ha superado el «umbral crítico», en lo que se
                  refiere a la política y a los asuntos internacionales, capta al vuelo las noticias del día,
                  porque comprende enseguida el significado y las implicaciones. Pero el que no dispone
                  de «almacén» realiza un esfuerzo, no asimila los mismos datos y por ello pasa a otra
                  cosa. El público que no se interesa en la caída del muro de Berlín es el público que ha
                  sido  formado  por  las  grandes  cadenas  de  televisión  norteamericanas  13  Si  las
                  preferencias de la audiencia se concentran en las noticias nacionales y en las páginas de
                  sucesos es porque las cadenas televisivas han producido ciudadanos que no saben nada
                  y que se interesan por trivialidades.Prueba de ello es que hasta la llegada de la televisión
                  el  público  se  interesaba  por  las  noticias  internacionales,  y  por  eso  los  periódicos  las
                  publicaban. Ahora se interesan por ellas cada vez menos. ¿Por qué? ¿Se ha atrofiado el
                  ciudadano por sí solo? Obviamente no. Obviamente la prensa escrita alimentaba unos
                  intereses y una curiosidad que la vídeo-política ha ido apagando.




                  5. MÁS DESINFORMACIÓN

                     Analicemos qué es la verdadera desinformación: no informar poco (demasiado poco),
                  sino informar mal, distorsionando.
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