Page 145 - Cementerio de animales
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frunció el entrecejo y miró a Rachel.
—La otra mañana Ellie se despertó llorando —dijo Rachel en voz baja—. Tuvo
una pesadilla.
—Soñé que atropellaban a Church —dijo Ellie.
—Demasiados bocadillos de pavo, seguramente —dijo Rachel—. También tuvo
un poco de diarrea. Tranquilízala, Louis, y vámonos de aquí. Durante esta última
semana he visto aeropuertos suficientes para cinco años.
—Bueno, Church está bien, cariño —dijo Louis lentamente.
«Muy bien, sí. Se pasa el día tumbado por toda la casa, mirándote con los ojos
turbios, como si hubiera visto algo que pulverizó por completo su inteligencia de
gato. Está estupendamente. Por las noches lo saco empujándolo con la escoba para no
tocarlo. Es como si lo barriera, y él se marcha. Y el otro día, cuando le abrí la puerta,
Ellie, tenía delante un ratón…, o lo que quedaba de él. Se había zampado las vísceras
para desayunar. Y, a propósito de desayuno, aquel día yo me lo salté. Por lo
demás…»
—Está muy bien.
—Oh —dijo Ellie, y desapareció el pliegue que tenía entre los ojos—. Uf, qué
alegría. Cuando tuve aquel sueño, estaba segura de que había muerto.
—¿De verdad? —sonrió Louis—. Son curiosos los sueños.
—¡"Chueños"! —aulló Gage. Estaba en la fase de la cotorra, que Louis recordaba
de cuando Ellie empezaba a hablar—. ¡"Chueños"! —Y le dio un efusivo tirón de
pelo que casi le hizo llorar.
—Vámonos, tropa —dijo Louis. Y se fueron hacia la zona de equipajes.
Estaban llegando al coche cuando Gage empezó a decir: «Corre, corre», con una
voz fina e hiposa. Esta vez vomitó encima de Louis que, para ir a esperar a su familia,
se había puesto su pantalón nuevo de tricot doble faz. Al parecer, para Gage «corre,
corre» era sinónimo de: «Lo siento mucho, pero tengo que vomitar, conque hagan el
favor de apartarse.»
Y resultó que, efectivamente, era un virus.
* * *
Cuando habían recorrido los veinticinco kilómetros que separaban el aeropuerto
de Bangor de su casa de Ludlow, Gage empezaba a mostrar síntomas de fiebre y
había caído en un sueño intranquilo. Louis entró en el garaje dando marcha atrás y
por el rabillo del ojo vio a Church deslizarse pegado a la pared con la cola levantada
y sus extraños ojos fijos en el coche. El gato desapareció al sol de la tarde y, un
momento después, Louis descubrió un ratón despanzurrado junto a una pila de cuatro
neumáticos; había hecho poner los neumáticos de invierno mientras Rachel y los
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