Page 148 - Cementerio de animales
P. 148

que me dijiste una vez? El viaje ha sido agotador. Y estaba temiendo que cogieras el
           cielo  con  las  manos  cuando  vieras  el  armario  de  Gage.  Será  mejor  que  te  lo  diga

           ahora, mientras me tienes lástima.
               —¿Por qué tengo que coger el cielo con las manos?
               Ella sonrió tímidamente.
               —Mis padres le han comprado diez conjuntos. Hoy llevaba uno.

               —Ya me di cuenta —dijo Louis lacónicamente.
               —Y yo me di cuenta de que te dabas cuenta —repuso ella frunciendo el entrecejo
           en un cómico gesto de enfado que le hizo reír sin la menor gana—. Y también seis

           vestidos para Ellie.
               —¡Seis vestidos! —exclamó él, dominando el impulso de lanzar un alarido. De
           pronto sentía un furor violento, malsano y un dolor vivo y profundo que no podía

           explicar—. Rachel, ¿por qué? ¿Por qué se lo consentiste? Nosotros no necesitamos…
           Nosotros podemos comprar…

               Calló. La indignación le había dejado sin palabras. Durante un momento, se vio a
           sí mismo acarreando a través del bosque el gato muerto, cambiando de mano la bolsa
           de plástico… Y, mientras tanto, Irwin Goldman, aquel indecente pedazo de cabrito de
           Lake  Forest,  trataba  de  comprar  el  amor  de  su  hija  a  golpes  de  su  archifamoso

           talonario y archifamosa estilográfica.
               En  aquel  momento,  Louis  estuvo  a  punto  de  gritar:  «Él  le  ha  comprado  seis

           vestidos, pero yo he hecho que su cochino gato resucitara de entre los muertos, así
           que, ¿cuál de los dos la quiere más?»
               Se tragó las palabras. Él nunca diría nada semejante. Nunca.
               Rachel le acarició suavemente la nuca.

               —Louis, no fue sólo mi padre; fueron los dos. Trata de comprenderlo. Por favor.
           Mis  padres  quieren  mucho  a  los  niños,  y  casi  nunca  los  ven.  Además,  están  muy

           viejos, Lou. A mi padre no lo reconocerías. De verdad.
               —Sí lo reconocería —murmuró Louis.
               —Cariño, compréndelo. Trata de hacerte cargo. Trata de ser caritativo. No te hará
           ningún daño.

               Él la miró largamente.
               —Pues me hace daño —dijo al fin—. Tal vez no tenga por qué hacérmelo, pero

           me hace daño.
               Ella abrió la boca para contestar, y entonces Ellie gritó desde su cuarto:
               —¡Papi! ¡Mami! ¡Que venga alguien!

               Rachel fue a levantarse, pero Louis se lo impidió.
               —Tú  quédate  con  Gage.  Yo  iré.  —Creía  saber  lo  que  ocurría.  Pero  ya  había
           sacado al gato, ¡maldito! Después de que Ellie subiera a acostarse, lo encontró en la

           cocina husmeando su plato y lo sacó de la casa. No quería que el gato durmiera con la




                                        www.lectulandia.com - Página 148
   143   144   145   146   147   148   149   150   151   152   153