Page 170 - Cementerio de animales
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Ya salió.»
—No hablas mucho de ella.
Rachel sonrió y le acarició la mejilla.
—Eres un encanto, Louis. Yo nunca hablo de ella. Y trato de no acordarme
siquiera.
—Siempre pensé que tus razones tendrías.
—Y las tengo.
Guardó silencio, pensativa.
—Sé que murió… de meningitis espinal…
—Meningitis espinal —repitió ella, y Louis vio que estaba a punto de llorar—. En
casa ya no hay ni una sola foto suya.
—Yo vi la foto de una niña en…
—… en el despacho de papá. Sí; lo había olvidado. Y mi madre lleva otra en el
billetero, según creo. Tenía dos años más que yo. Cayó enferma…, y la pusieron en el
dormitorio de atrás… en el cuarto de atrás, como un secreto vergonzoso, Louis, mi
hermana murió en el cuarto de atrás, y eso ha sido siempre… un secreto vergonzoso.
De pronto, Rachel se vino abajo, y en el tono cada vez más agudo de sus sollozos,
Louis detectó, alarmado, un síntoma de histerismo. Extendió la mano y tocó un
hombro que se desasió bruscamente. Sintió en las yemas de los dedos el roce de la
seda del camisón.
—Rachel…, nena… basta…
Ella aún pudo dominar los sollozos.
—No me impidas hablar, Louis. Sólo me quedan fuerzas para decirlo una vez, y
no quiero volver a hablar de ello nunca más. De todos modos, tampoco iba a poder
dormir esta noche.
—¿Tan horrible fue? —preguntó Louis, a pesar de que conocía la respuesta.
Aquello explicaba muchas cosas, incluso incidentes que no parecían tener la menor
relación encajaban ahora perfectamente. Rachel nunca asistió con él a un funeral, ni
siquiera al de Al Locke, un compañero que murió en accidente de tráfico cuando el
coche en el que viajaba chocó contra un camión. Al iba con frecuencia a visitarles al
apartamento y Rachel le apreciaba. Pero no fue a su funeral.
«Aquel día se puso enferma —recordó Louis—. Parecía gripe o algo por el estilo.
Bastante grave. Pero al día siguiente estaba perfectamente.»
«Estaba perfectamente después del funeral», rectificó. Ahora recordaba que ya
entonces pensó que podía tratarse de algo psicosomático.
—Fue horrible, desde luego. Mucho peor de lo que puedas imaginar. Louis, la
veíamos empeorar de día en día, sin poder hacer nada. Tenía dolores constantes. Su
cuerpo parecía encogerse… contraerse… Se le encorvaron los hombros y se le
desfiguró la cara hasta convertirse en una especie de máscara. Sus manos eran como
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