Page 276 - El Misterio de Salem's Lot
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—Por el contrario —negó—, me parece usted completamente lúcido.
               Matt suspiró.
               —La  lucidez  no  presupone  cordura,  y  usted  bien  lo  sabe.  —Se  removió  en  la

           cama, mientras volvía a acomodar los libros—. Si es que hay un Dios, debe estar
           imponiéndome una penitencia por una vida de cuidadoso academicismo, de negativa
           a pisar ningún terreno que no estuviera ya minuciosamente comentado e interpretado.

           Ahora, por segunda vez en el mismo día, me veo obligado a hacer la más desatinada
           de las declaraciones sin la menor prueba que la respalde. Lo único que puedo decir en
           defensa  de  mi  propia  cordura  es  que  mis  afirmaciones  se  pueden  demostrar  o

           descartar sin demasiada dificultad, y que espero que me tome usted con la seriedad
           suficiente para ponerlas a prueba antes de que sea demasiado tarde. Antes de que sea
           demasiado tarde—repitió con una risita—. Suena como algo sacado de alguna revista

           sensacionalista de los años treinta, ¿no?
               —La vida está llena de melodrama —le recordó Callahan, aunque pensaba que,

           de ser así, a él le había tocado ver muy poco de eso últimamente.
               —Quisiera preguntarle de nuevo si ha notado usted algo... cualquier cosa peculiar
           o extraordinaria durante este fin de semana.
               —Relacionada con vampiros o...

               —Relacionada con cualquier cosa.
               Callahan lo pensó.

               —El vertedero está cerrado —dijo por fin—. Pero como el portón estaba roto,
           entré  con  mi  coche  —sonrió—.En  realidad,  me  gusta  llevar  mis  desperdicios  al
           vertedero. Es algo tan práctico y humilde que puedo dar total cauce a mis fantasías de
           un proletariado pobre pero feliz. Y Dud Rogers no aparecía por ninguna parte.

               —¿ Algo más?
               —Bueno...  esta  mañana,  los  Crockett  no  fueron  a  misa,  y  es  rarísimo  que  la

           señora
               Crockett falte.
               —¿Qué más?
               —Está la pobre señora Glick, claro...

               Matt se enderezó, apoyándose en un codo.
               —¿Qué pasa con la señora Glick?

               —Ha muerto.
               —¿De qué?
               —Pauline Dickens pensaba que de un ataque al corazón —respondió Callahan

           con tono vacilante.
               —¿Ha muerto alguien más hoy en Solar? —Normalmente, la pregunta habría sido
           una  tornería.  En  un  pueblo  pequeño  como  Salem's  Lot,  ya  pesar  de  la  elevada

           proporción de ancianos en la población, las muertes son en general poco frecuentes.




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