Page 323 - El Misterio de Salem's Lot
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—¡Pues hazlo! —Los labios se le movían en un gesto de anticipación. La frente le
brillaba bajo la espeluznante luz que iluminaba la escena.
—¿Y confiar en que tú le dejes ir? Menos tonto sería meterme una serpiente de
cascabel en la camisa, confiando en que no me mordiera.
—Pues yo confío en ti... ¡mira!
Dejó en libertad a Mark y se mantuvo inmóvil, levantando en el aire las dos
manos.
Por un momento el chico se quedó quieto, incrédulo, y después corrió hacia sus
padres.
—¡Corre, Mark! —gritó Callahan—. ¡Huye!
Mark le miró con ojos oscurecidos y enormes.
—Creo que están muertos...
—¡Corre!
Lentamente, el chico se puso de pie y se volvió hacia Barlow.
—Pronto, hermanito —le dijo éste, casi con benignidad—. Dentro de poco
tiempo, tú y yo...
Mark le escupió en la cara.
A Barlow se le cortó el aliento y su rostro se llenó de una furia irreprimible.
Callahan vio en sus ojos una crueldad más negra que el propio infierno.
—Me has escupido —balbuceó Barlow.
Su cuerpo tembloroso se mecía de cólera. Vacilante, se adelantó un paso, con
inseguridad de ciego.
—¡Atrás! —fe gritó Callahan, volviendo a adelantar su cruz.
Barlow gimió y levantó las manos delante de la cara. Los destellos de la cruz
tenían un resplandor enceguecedor, y si se hubiera atrevido a acorralarlo, en ese
momento Callahan podría haberle derrotado.
—Te mataré —prometió Mark, y desapareció, como un remolino de aguas
siniestras.
Pareció que Barlow aumentara de altura. Su pelo, peinado hacia atrás, daba la
impresión de flotar alrededor del cráneo. Llevaba un traje oscuro con corbata
burdeos, impecablemente anudada, y a los ojos de Callahan se aparecía como parte de
la oscuridad que le rodeaba. En la profundidad de las órbitas, los ojos ardían con un
resplandor sombrío y maligno, como tizones.
—Ahora cumple tu parte del trato, charlatán.
—¡Soy un sacerdote! —le espetó Callahan.
Barlow le hizo una pequeña reverencia burlona.
—Sacerdote —repitió con tono de desprecio.
Callahan estaba indeciso. ¿Por qué arrojar la cruz? Ahuyentarle, salvar la
situación por esa noche, y mañana...
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