Page 77 - Las ciudades de los muertos
P. 77

pie lentamente.
               —¿Por qué no vienes a echarles un vistazo?
               Hay algo en el Museo Egipcio que parece excluir las prisas. La antigüedad de las

           obras expuestas, la dimensión de las sombras y los ecos de las pisadas de uno contra
           las paredes de las galerías y los vestíbulos incitan a caminar lentamente. Avanzamos
           por entre sarcófagos y estatuas de hombres muertos hacía miles de años, intentando

           encontrar algún tema de conversación para apartar de nuestras mentes el asunto que
           nos preocupaba.
               —¿Cómo es Larrimer? En realidad, no creo que desee conocer muchas cosas.

               —¿Henry? No hay mucho que decir. Se parece bastante a la imagen que da.
               —¿Y a ti qué te parece?
               —Un hombre joven y lleno de energía. Es terriblemente desmoralizador.

               Maspero se echó a reír y pareció relajarse un poco.
               —Cuando lo conocí, me dio la impresión de que tenía una inclinación mística.

               —Sí, inclinación es la palabra.
               Le relaté la noche que Henry había pasado en el Valle de las Reinas, cuidando de
           no  mencionar  ni  el  chacal  muerto  ni  los  hechizos.  Se  trataba  únicamente  de  una
           cuestión de chacales hambrientos en busca de comida. El contarlo de esta manera,

           relatarlo con palabras concretas y claras, me hizo sentir mejor.
               —Pero ¿qué estaba intentando hacer ahí? ¿La tumba sufrió daños?

               Decidí ignorar la primera pregunta.
               —No, sólo Henry y sus cosas recibieron un poco.
               —Gracias a Dios. Amen-her-khopshef ha sido siempre uno de mis favoritos.
               —Tuyo y de todos. Nunca más pienso dejar solo a mi cliente. Demasiadas cosas

           de valor podrían echarse a perder.
               Maspero me observó con los ojos casi cerrados.

               —¿Te refieres a nuestras tumbas?
               —Y  también  a  Henry.  Es  un  hombre  bastante  agradable,  siempre  que  no  esté
           persiguiendo espíritus en alguna tumba.
               —Me dijo que venía a Egipto en busca de aventuras y espero que se las estés

           ofreciendo.
               —Por el momento, se las apaña bastante bien solo.

               Maspero se echó a reír.
               Habíamos descendido las escaleras hasta el sótano. Aunque hay luz eléctrica, las
           luces están muy alejadas y las bombillas apenas iluminan. Y, lo que es peor, muchas

           están  fundidas.  Le  Directeur  prefiere  dedicar  sus  fondos  a  exploraciones  y
           excavaciones,  y  no  a  labores  de  mantenimiento.  Supongo  que  es  una  decisión
           correcta,  pero  el  Museo  y  especialmente  sus  esquinas  oscuras  pueden  ser  muy

           deprimentes.  Los  corredores  del  sótano  son  amplios,  pero  están  abarrotados  de




                                         www.lectulandia.com - Página 77
   72   73   74   75   76   77   78   79   80   81   82