Page 146 - La máquina diferencial
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fija, y contemplaba a la chica de cuerda que llenaba tazas de porcelana. Quizá el
suave escalofrío que pendía en el aire no era más que un producto de la imaginación
de Mallory. Pero tenía la sensación de que, de algún modo, había metido la pata.
Se produjo un incómodo silencio, únicamente interrumpido por el tintineo de la
autómata. Mallory se puso en pie. Le zumbaba la cabeza.
—Le agradezco su amabilidad, señor Oliphant. Y la ayuda de sus invitados, por
supuesto. Pero no me puedo quedar, ya sabe. Esto es muy agradable, pero me
requieren otros asuntos...
—¿Está seguro? —preguntó Oliphant con cordialidad.
—Sí.
Oliphant levantó la voz.
—¡Bligh! Manda al chico de la cocinera a buscar un taxi para el doctor Mallory.
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