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JESÚS — UN MAESTRO VERDADERAMENTE DEFINITIVO
Lección 10
«…Y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno»
(Mat. 5:21-32)
Si hay algo que el cristianismo tiene es ser algo práctico. Jesucristo habló de los asuntos básicos
de la vida. Habló de la ira y el asesinato. Habló del sexo y el pecado. Habló de las ofensas y las
críticas destructivas. Habló de la conciencia y el adulterio. Habló del matrimonio, divorcio y las
nuevas nupcias. Habló del cielo y el infierno. Mi amigo, ¡usted no va a encontrar algo más básico
que eso! Él abordó temas de la vida diaria y construyó su caso con respecto a la salvación sobre
la base de la obediencia del hombre a Dios en cada uno de esos grandes aspectos. Sí, ¡Jesús era
alguien centrado en temas específicos y no se disculpó por ser así! ¡Jesús habló de manera
definitiva!
La Ira y el Asesinato
En Mateo capítulo cinco, vemos numerosas revisiones del Decálogo. ¿Qué podría ser más
fundamental para el hombre que la ira y el asesinato? (Mat. 5:21-23). ¡Aunque Moisés prohibió
el asesinato, Jesús prohibió el odio! No solamente no debemos matar a alguien, no podemos ni
siquiera desear que les acontezca algo malo. Jesús prohíbe el uso de nombres hirientes para
señalar a las personas y todo comentario despectivo que se pueda hacer contra cualquier
semejante. Están prohibidas todas las clases de insultos. Cuán distinto de las personas hoy en
día que aman lanzar comentarios despectivos a diestra y siniestra violando las reglas de la
urbanidad y de las buenas maneras. ¡Los insultos raciales son endémicos en nuestra sociedad y
abominables ante Dios!
Asesinar (o el odio que conduce a ello) siempre ha sido algo prohibido por Dios (Éx. 20:14; Deut.
5:18), pero Jesús quiere que ni aun en el pensamiento tengamos esa intención.
Reconciliación y Adoración
Dios predica que nuestra adoración aceptable se fundamenta sobre relaciones adecuadas entre
nosotros y nuestros hermanos (Mat. 5:24). Hermanos que están en conflicto deben resolverlo
antes de presentarse apropiadamente ante Dios. ¡Cuán poco se ha reflexionado y mucho menos
practicado en las congregaciones lo que enseña este pasaje! ¡Si pudiéramos controlar nuestras
lenguas cuánto dolor podría evitarse! Si procuráramos obedecer esta instrucción cuán pronto
aprenderíamos a ser cuidadosos antes de actuar. ¡Cuántos matrimonios y amistades se hubieran
rescatado si tan sólo hubiéramos procurado resolver nuestras diferencias antes de cada servicio
de adoración, en vez de ignorarlas y permitirles crecer hasta que ocurriera la ruptura, luego de
la cual la tragedia golpea de tal manera que el asunto muy frecuentemente se deja para el Día
del Juicio!
Codicia y Adulterio
Jesús habló acerca de la codicia y el adulterio (5:27-30). Quizá ningún pecado es más endémico
para el hombre que la codicia sexual. Este llega muy temprano a la escena de la vida y quizá sea
uno de los últimos pecados que se cometen antes de morir. Las ilustraciones utilizadas por
nuestro Señor, como sacarse el ojo y cortarse la mano, muestran la tarea titánica que el dominio
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