Page 37 - JESÚS — UN MAESTRO VERDADERAMENTE DEFINITIVO
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JESÚS — UN MAESTRO VERDADERAMENTE DEFINITIVO
3. Hipócritas (hupokritai), un término que el Señor usaba para hacerles saber que Él sabía (comp.
Jn. 2:24-25) que la impresión que ellos daban era absolutamente falsa. Ellos solo «aparentaban»
ser «aquellos» hombres justos.
4. Pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los preceptos de
más peso de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Sin quitarles la mirada de encima les
criticó su «minuciosidad en las cosas insignificantes» mientras descuidaban los deberes más
importantes. Debería prestarse atención al uso que el Señor hace de «éstas» (tauta) y aquéllas
(kakeina) y Su declaración «negativa» concluyente.
5. ¡Guías ciegos! (tuphloi) les dijo el Maestro quien usó estos términos en los versículos 16, 17,
19 y 24. Quiso decir que por su profesión ellos eran «líderes y guías» pero con su práctica el
mismísimo intelecto se les había nublado. Ciertamente que «no hay peor ciego que el que no
quiere ver».
6. Coláis el mosquito y os tragáis el camello (mosquito es konopa) y camello es kamelon). Ambos
eran impuros, peo el Señor muestra, mediante dos extremos, sus inconsistencias hipócritas.
Para aquellos que se inclinan para que el mensaje pase de largo diciendo «Sí, pero eso era para
los escribas y fariseos», permítanme recordarles que ¡no hay acepción de personas con «el
Maestro por excelencia» o «el Predicador Inigualable», ¡quien enseñó y predicó de la manera
que nosotros debemos enseñar y predicar!
El Ejemplo Majestuoso
Nuestro Señor fue el hombre más amoroso que jamás haya existido, pero Él sabía que el amor,
si es bíblico, reprende y disciplina (comp. Apo. 3:19). Fue a Pedro, en Mateo 16:23 al que le dijo:
«¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque no estás pensando
en las cosas de Dios, sino en las de los hombres». No obstante, posteriormente le dice: «Pero
yo he rogado por ti para que tu fe no falle» (Lc. 22:32).
No sólo les hablaba así a los individuos sino también a las congregaciones. Aun teniendo muchas
cosas a su favor, dijo a la iglesia en Éfeso: «Pero tengo esto contra ti… Recuerda, por tanto, de
dónde has caído y arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al principio; si no, vendré a ti y
quitaré tu candelabro de su lugar, si no te arrepientes» (Apo. 2:4-5). Nunca habló tan drástica
y severamente como lo hizo con Su propio pueblo. A la iglesia en Laodicea (Apo. 3:15ss) le dijo:
«Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca». En otras palabras, les
dijo: «O váyanse o quédense, o se involucran o se salen, o se calientan o se enfrían». Sin
embargo, ¡tres versículos después les habla de Su amor por ellos!
¡Ciertamente Él es nuestro «Ejemplo Majestuoso»! Él entró «como era su costumbre» (Lc. 4:16),
y exactamente esto es lo que se escribe de Pablo (Hch. 17:1-2). Pabló sabía que Cristo era
nuestro ejemplo (comp. 1 Pe. 2:21ss), de manera que cuando fue necesario Él también reprendió
a Pedro (comp. Gál. 2:11-14). Su predicación no era presentada «para agradar a los hombres»
(Gál. 1:10; 1 Tes. 2:4-5; comp. Ro. 15:3 para la declaración con respecto a Cristo y Mat. 26:39,
42, 44). Sí, aun con las congregaciones Pablo siguió el ejemplo del Maestro (comp. 1 Cor. 5:1ss
con 2 Cor. 2:4).
El «Ejemplo Majestuoso» debe ser imitado porque Él es nuestro «Maestro» (comp. Mat. 23:8,
10), y esa también fue la amonestación de Pablo para nosotros en 1 Corintios 4:14-16; 2
Corintios 11:1. Pablo no tenía, como algunos creen hoy, una conciencia elástica pues él dijo: «Te
encargo solemnemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús… redarguye, reprende,
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