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JESÚS — UN MAESTRO VERDADERAMENTE DEFINITIVO

                                                      Lección 21

                                    «…nadie viene al Padre sino por mí»


                                                     (Juan 14:6)




                                                       Introducción

                  (1) Algunas observaciones generales. Como con los milagros del Señor (Jn. 20:25), no todas las
                  palabras que habló nuestro Señor mientras estuvo aquí en la tierra se registraron en los relatos
                  de los evangelios (Hch. 20:35). Sin embargo, de esos maravillosos mensajes que se registraron
                  para nosotros, no hay ninguno más ilustrativo que Juan 14:6 en cuanto a cuán decisivo, definitivo
                  y exigente era nuestro Señor en su enseñanza.

                  (2) El texto y su contexto. Juan 14:6 dice, «Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;
                  nadie viene al Padre sino por mí». Estas constituyen algunas de las palabras introductorias de
                  Jesús en el discurso de despedida para Sus discípulos. El discurso completo está registrado en
                  los capítulos 14 al 16. Este se dio en Jerusalén la tarde antes de Su crucifixión. El discurso estaba
                  dirigido a los apóstoles (Jn. 13:35, 37; 14:5, 8, 22).

                  (3)  Algunas  lecciones  generales  que  se  extraen  del  texto.  (a)  Las  palabras  compasivas  y  las
                  palabras categóricas no son antitéticas. En el mismo contexto en el cual el Señor habló las

                  palabras que estamos discutiendo, también dijo lo siguiente: «No se turbe vuestro corazón...En
                  la casa de mi Padre hay muchas moradas… voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy
                  y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo
                  estoy, allí estéis también vosotros» (Jn. 14:1-3). De acuerdo con esto, cuando los predicadores
                  del evangelio trazan la línea entra la verdad y el error, siendo definitivos y categóricos en su
                  enseñanza, no debemos señalarlos como gente dura, sin amor y exclusiva. Como hizo el Señor
                  en el texto presente, debe haber un feliz balance entre consolar y convencer. (b) Nuestro Señor
                  solía dividir al hombre en dos categorías. Ese es el caso en nuestro texto presente. El texto
                  implica que hay quienes aceptan las afirmaciones de nuestro Señor y ajustan sus vidas a ese
                  hecho, y hay quienes no lo harán. La primera clase viene al Padre mientras que la segunda nunca
                  es  tan  privilegiada.  Sí,  dos  clases.  ¿No  dividió  el  Señor  a  los  hombres en  una u  otra  de  las
                  siguientes categorías? A saber: ovejas o cabritos (Mat. 25:31-46), trigo o cizaña (Mat. 13:36-43),
                  los que caminan por la senda estrecha y el camino angosto o los que entran por la puerta ancha
                  y el camino espacioso (Mat. 7:13-14), los que están listos o los que no están preparados (Mat.
                  25:1-13), los buenos o los malos (Jn. 5:28-29), la casa de Dios o aquellos que no obedecen el
                  evangelio (1 Pe. 4:17), etc. (c) El camino del Señor era singular. En el texto, nuestro Señor no
                  está afirmando que Él es uno de los muchos caminos, o que es una de las muchas fuentes de la
                  verdad, o que es una de las muchas fuentes de la vida. En cambio, Él es el único y solo camino,
                  la  única  y  sola  verdad,  y  la  única  y  sola  vida.  Al  hacer  esta  afirmación,  ¿nuestro  Señor  se
                  comportaba de una manera desagradablemente egocéntrica, intolerante y tiránica? ¿Era mala
                  Su actitud? ¿No le importaban las personas? ¿Estaba alejando a la gente? ¿Debe rechazarse su
                  afirmación exclusiva porque ésta significa que la mayoría de las personas en el mundo están
                  perdidas? (Según este texto, infieles de una gran variedad de clases, judíos, adoradores de las
                  religiones orientales, religiosos que niegan la deidad del Señor—como los Testigos de Jehová,
                  por ejemplo—a menos que cambien, no podrán ser salvos). (d) Nuestro texto implica que el


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