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JESÚS — UN MAESTRO VERDADERAMENTE DEFINITIVO
hombre está separado de Dios (Isa. 59:1-2), que el hombre necesita venir (Mat. 11:28-30), y que
el hombre puede venir (Jn. 5:40). Además, el texto declara explícitamente el medio por el cual el
hombre puede venir a Dios, siendo dicho medio nuestro Señor. Al hombre nunca se le ha
permitido acercarse a Dios directamente. En el Patriarcado, se acercaba a Dios mediante los
padres. En el judaísmo, se acercaba a Dios mediante el sistema levítico. En el cristianismo, nos
acercamos a Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
(4) Un énfasis adicional. Juan 14:6 enfatiza la tragedia de una vida sin Cristo. Pablo, describiendo
el mundo gentil dijo: «…en ese tiempo estabais separados de Cristo» (Ef. 2:11-12). Jesús dijo en
Juan 15:5, «…porque separados de mí nada podéis hacer». La tragedia de tragedia es estar «sin
Él». Eso es peor que estar sin amigos, como los endemoniados (Mr. 5:1-19; Lc. 8:26-36); es peor
que estar sin dinero, como el mendigo (Lc. 16:19-31); es peor que estar sin salud, como en el
caso de la mujer que había gastado todo en médicos (Mr. 5:26). Este es el caso porque, sin Cristo,
estamos sin todo lo que Cristo es. Él es nuestro Salvador (Jn. 4:42). Es nuestro Pastor (Jn. 10:1ss).
Es nuestro Sumo Sacerdote (Heb. 3:1; 4:14-16). Es nuestro ejemplo (1 Pe. 2:21-22). Este es el
caso ya que, sin Cristo, estamos sin todo lo que Él hace. Él hace mediación (1 Tim. 2:4-5);
intercede (Heb. 7:25; Ro. 8:34). Ciertamente Él está en la presencia de Dios representándonos
(Heb. 9:24; 1 Jn. 2:1-2).
Ahora vamos a desarrollar el texto brevemente.
I. Ya que Jesucristo es «el camino», sin Él estamos perdidos.
Un perro perdido, una vaca perdida, un anillo perdido, una cartera perdida, un hijo perdido; sí,
todas estas son cosas que afectan nuestras emociones, nos estremecen y nos mueven. Pero,
¡nada de esto se compara con alma perdida!
(1) El mundo en general está perdido. «Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria
de Dios» (Ro. 3:23). Tanto judíos como gentiles están bajo pecado (Ro. 3:9). Todo el
mundo yace bajo el poder del maligno (1 Jn. 5:19). ¿Recuerda las tres parábolas del
Señor acerca de lo «perdido» en Lucas 15? Todos nosotros nos hemos descarriado (Isa.
53:6).
(2) Jesús es el único medio de acceso al Padre por medio de quien podemos ser salvos.
Hebreos 10:19-20 afirma: «Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para
entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús, por un camino nuevo y vivo que El
inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, su carne». El camino no se
encontraba en el judaísmo. El camino no se encontraba en el fraternalismo. El camino
no se encontrará en el denominacionalismo. Es tal cual lo dijo Pedro en Hechos 4:12, «Y
en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los
hombres, en el cual podamos ser salvos».
II. Ya que Jesús es «la verdad», sin Él estamos en error.
Él es la fuente de toda verdad; sí, Él es la personificación de la verdad. Juan 1:17 declara, «Porque
la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio
de Jesucristo». Según esto, ciertamente aparte de Él, o al rechazarlo y repudiarlo, lo que resulta
es una condición inevitable e ineludible de error. Jesús habló acerca de los que «yerran» (Mat.
22:29). 1 Tim. 6:21 habla de quienes se han «desviado [errado] de la fe». 2 Tim. 2:18 habla de
quienes se han «desviado [errado] de la verdad». Juan escribe acerca del «espíritu de la verdad
y el espíritu del error». 2 Pe. 2:18 nos advierte de aquellos que «viven en el error».
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