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JESÚS — UN MAESTRO VERDADERAMENTE DEFINITIVO
Lección 22
«…también está escrito»
(Mat. 4:1-11)
Si Jesús se equivoca una sola vez, si comete siquiera un solo pecado, todo se habrá acabado.
Dios no tendrá el sacrificio perfecto para que viva y muera por nosotros—el mundo no podrá
ser salvo. Satanás también sabe esto y por eso usa todas sus fuerzas y astucia para que Jesús
tropiece por lo menos una vez. El Ungido de Dios ha estado casi seis semanas sin comer y
naturalmente siente una terrible hambre.
Satanás comienza la primera fase de esta controversia con la tentación de la autogratificación
inmediata: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan» (4:3). En otras
palabras, satisface tus deseos físicos y olvida el cuidado providencial que Dios te ha prometido.
Entonces nuestro Señor usa un pasaje pertinente para aplastar a su enemigo donde Moisés
habla a un pueblo hambriento de pan físico y les asegura que deben confiar en el Padre y vivir
de lo que la palabra de Dios indique (Deut. 8:3; comp. Jn. 4:34).
Satanás pasa a la fase dos citando parte del Salmo 91:11-12 en un intento por probar que Dios
lo protegerá a uno en todas las situaciones (afirmando así un positivo universal), aun de aquellas
que demuestran insensatez o que son un esfuerzo vano por «presumir». Ciertamente Cristo se
ha dado cuenta de que Satanás pervirtió el pasaje (1) excluyendo una línea crucial y (2) al
implicar que la Biblia está compuesta de textos aislados. Jesús sabía que «la suma de tu palabra
es verdad» (Sal. 119:160) y respondió poniendo énfasis en el contexto remoto: «No tentaréis
al Señor vuestro Dios» (Deut. 6:16). No hay evasivas, ni ambigüedad ni indefinición de parte del
Maestro por excelencia. ¡Jesús NO cree que el diablo tenga «derecho a hacer su propia
interpretación»!
Finalmente, Satanás hace un intento desesperado: «Todo esto te daré, si postrándote me
adoras» (Mat. 4:9). Sólo comprométete conmigo y dalo por hecho. ¿La respuesta de Jesús?
«¡Vete, Satanás! Porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás, y solo a Él servirás”» (Mat.
4:10).
¿Cómo podemos escapar a la manera revolucionaria en la que Jesús se condujo en esta batalla
del desierto con su archienemigo? Sus declaraciones cortantes y al punto dejan al diablo en la
lona. Él nunca comprometió la verdad, más bien ‘la soltó sobre’ el Tentador. ¡Cristo obviamente
estaba más interesado en la verdad que en mantener unidad-en-la-diversidad con el Viejo
Engañador o con los agentes humanos del Engañador! El diablo ataca feroz y vehementemente
a un Jesús físicamente exhausto pero Éste aun así gana. ¿Cómo? ¿Cuál era Su secreto?
CONSIDERE: Él no intenta resistir el ataque basándose en Su propia fuerza. En lugar de eso, se
apoya en el poder de la Escritura (Sal. 119:11).
Jesús enseñó al diablo (y a todos los demás) con incomparable autoridad (Mr. 1:22; Mat. 7:29).
Satanás aprende aquí que «¡jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!» (Jn.
7:46) y que Jesús estaba firmemente «sometido a Dios» (Stgo. 4:7a) debido a Su decisivo
conocimiento y su uso incisivo de la Escritura. No sorprende que el diablo huya ante tan
maravillosas declaraciones de la Escritura (Stgo. 4:7b; Mat. 4:11).
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