Page 120 - Resiliente
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Cuando sentí que algo se quebraba, el zombi dejo de patalear

                                    y golpear y luego dejo de gritar. Abrí los ojos, lo mire
                                    allí sobre mí, aun observándome y abriendo un poco la boca,

                                    lo había dejado inválido, lo tire a un lado y me levante,
                                    jadeando, dolorido, creo que me había doblado una costilla

                                    con un golpe. Me levante y mire al Histérico, cuando este
                                    hizo un giro horrible con sus desesperados ojos hacia mi

                                    le pise la cabeza dos veces y acabe con su vida, regrese
                                    jadeando, y mire que Máximo había logrado bajarse de la camio-

                                    neta y se había hecho con la pala, lo primero que vi fue a los
                                    dos H (Histéricos) caídos a un lado y a él golpeando Revividos

                                    mientras lanzaba gritos de euforia eh ira.



                                    Llegue a su lado agarrándome la costilla, el dolor era
                                    sofocante, y Máximo me tendió el hacha, no hablamos, solo

                                    golpeamos a esas cosas que venían en fila, observamos que más
                                    venían por el portón azul, sin poder apreciar un fin cercano.



                                            —Esto es una porquería —dijo Máximo jadeando, ya la punta

                                    de la pala se le había doblado —¡Es pura mierda!
                                            —esto es absurdo, vámonos —le dije.



                                    Máximo lanzo un golpe y destrozo la cabeza a otro Revivido, los

                                    dos volvimos al muro y nos agarramos de las piedras, arriba
                                    para mi sorpresa estaba Camila tendiéndome una mano, los dos

                                    logramos subir solamente para ver como otros quince infectados
                                    y cuatro Histéricos venian.



                                            —Con tanto ruido... es imposible que no vengan —dijo

                                    Camila negando con la cabeza.
                                            —En definitiva —dijo Máximo recobrando el aliento —esta

                                    es una manera inútil de hacerles frente...
                                            —¿Cómo te cargaste a esos Histéricos?

                                            —Me la traje... estaba encima de la barra de tu casa...
                                    —dijo mientras me mostraba una porra plegable que traia.

                                    Asentí lentamente
                                            —Menos mal...




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