Page 125 - Resiliente
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—No, dice que la mataron unos jóvenes que irrumpieron

                   en su casa por hacer demasiado ruido —le dije intentando no
                   emocionarme demasiado con eso, su abuela había sido como la mía

                   en mi niñez, una mujer bondadosa y apoyadura.
                          —¿Quiénes?

                          —No se —dije yo —un grupo de jóvenes, supongo que asustados
                   como ratones se metieron en donde vieron puertas fuertes y le

                   toco a su abuela por mala suerte...
                          —Qué mala suerte —dijo Máximo asintiendo —¿Y que hizo él?

                          —Bueno, habla de haberlos asesinado.
                          —¿Mauro matando a sangre fría? —dijo Máximo con voz seria

                   y mirandome fijamente.
                          —No como tal, se defendió, los jovenzuelos lo agarraron

                   y le apuñalaron en el hombro, a él se le soltó un tiro y el
                   otro lo vino atacar y no tuvo más remedio —le dije.

                          —Vale, eso cambia mucho las cosas, mato gente con vida. —
                   dijo Máximo entrando en shock emocional.

                          —Se defendió Máximo.
                          —Pero mato gente con vida —me dijo mirándome —¿crees que

                   eso haya cambiado su forma de ser?
                          —Ni idea, y eso me preocupa, aun en su inconciencia y en

                   sus pocos momentos de lucidez no se ha enterado de que a Lau-
                   ra le tuve que amputar el brazo, será mejor que hables con el

                   cuándo se despierte.
                          —Si supongo que seré el más indicado para hacerlo —me dijo

                   con algo de ironía en su tono.
                          —Eres el psicólogo.

                          —¿Sabes cuál era mi método? Decirle a la gente exactamente
                   que le pasaba y como podía resolver el asunto —dijo Máximo

                   —me puse de psicólogo porque en realidad creo en la capaci-
                   dad de la gente en recibir las cosas mejor si se las impactas

                   en la cara, creo en eso, creo que el cuerpo tiene una barrera
                   psíquica que se rompe si acabas con el prejuicio de tener que

                   mentir todo el maldito tiempo.
                          —Es decir que le vas a llamar asesino cuando se despierte

                   y le vas a decir que le eh cortado el brazo a su novia —le dije
                   mirándole —prácticamente si quieres le das mi maldita escopeta




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