Page 126 - Resiliente
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y dile que lo estoy esperando arrodillado a la mitad del patio

                                    para que me ejecute.
                                            —Ya pensare que hacer, pero no me gusta que haya tenido

                                    que matar a esas personas, por experiencia propia en el psi-
                                    quiátrico eh visto policías delirar de locura con los rostros

                                    de incluso criminales a los que tuvo que matar, así que hay que
                                    tener cuidado con él.

                                            —Estás sumamente paranoico —le dije.
                                            —Bueno, es justificable, el mundo escupió muertos vivien-

                                    tes e invadieron un país como este en cuestión de semanas,
                                    esto es mierda, y si no soy paranoico entonces pégame un tiro,

                                    no quiero ser un enorme tipo gélido como tú, tengo gente de
                                    quien preocuparme.

                                            —¿Qué paso con tus papas Máximo?
                                            —Ya te dije —dijo severamente incomodo —estábamos per-

                                    siguiendo al convoy de rescate y llego una camioneta abriendo
                                    fuego contra mí, me separé de ellos y los perdí de vista.

                                            —Pero no tienes ninguna clase de interés en buscarlo, eso
                                    es lo que me alarma...

                                            —¿Ahora eres el psicólogo? No quiero hablar de eso, déjame
                                    en paz —dijo Máximo poniéndose de pie —voy a dormir, me des-

                                    pierto para relevarte, feliz noche.


                                    21 de Mayo



                                    Máximo me relevo del turno a la hora acordada, era la primera
                                    vez que hacíamos ese tipo de cosas, pero sabíamos que ahora

                                    tendríamos que turnarnos para vigilar la casa, un dato impor-
                                    tante, estuve sentado en el techo toda la mitad de la madrugada

                                    oyendo como Máximo le hacia el amor a su novia…si eso sigue así
                                    no sé cuántos de esos bastardos vendrán aquí y si su móvil

                                    seria la perversión.



                                    Me baje del techo, me relevo, se subió al techo y agarro
                                    mi escopeta, allí se quedó toda la noche mientras yo me unía

                                    a mi esposa en la cama y agotado me quedaba dormido, lo que
                                    dormí lo dormí inquieto, me acordaba del día en que veía a una




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