Page 234 - Resiliente
P. 234
Todos bajamos del Toyota y Máximo dirigió a los cincos a ciegas
hacia el enorme muro con el autobús y los escombros, los hizo
pasar por un pequeño hueco que dejamos precisamente paras
eso y cuando llegamos a al muro con la escalera, les quito
el antifaz a todos, para que puedan ver por donde subir, evi-
tando algun accideten, lentamente todos fuimos subiendo hasta
que los cinco nuevos integrantes estaban juntos en el refugio.
—Bienvenidos. —dijo Mauro.
En el muro estaban Laura y Camila paradas, con los picos y los
machetes, y ambas sonreían con amplitud, las dos contentas
porque habíamos encontrado a más gente, pero adivine que esta-
ban particularmente embelesadas eran con los niños, lLos cinco
pasaron al interior de la San Andrés y miraron la urbanización
con detenimiento, y pude ver en sus rostros una enorme grati-
tud, una enorme tranquilidad, tanto fue que Carlos se apoyó
sobre las rodillas y beso el suelo.
—El aire no huele a muerto. —dijo en voz alta.
Laura y Camila soltaron unas carcajadas, cuando Paco salió de
su escondrijo, los muchachos mostraron una alegría contagiosa,
comenzaron a acariciar al perro y este se puso juguetón
234

