Page 232 - Resiliente
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Todos gritaban en el Toyota, golpeábamos zombis, sangre...

                                    repentinamente uno salto del parachoques y cayó sobre el para-
                                    brisas delantero, el zombi no tenía piernas, el tipo lanzo

                                    un golpe con el dorso de la mano agrietando el vidrio, no pude
                                    ver nada, Máximo lanzo un alarido y yo gire en zigzag para

                                    poder zafarlo, pero nada.



                                    Otro golpe y el zombi partió un lado del parabrisas haciendo
                                    que el vidrio me cayera encima cortándome parte de la cara,

                                    entonces en eso vi a Mauro extender una sola mano con la esco-
                                    peta cargada y dispararla, el cartucho hizo pedazos al zombi,

                                    la sangre entro  la cabina y nos empapo a Máximo y a mí.



                                    El tiro excito aún más a la horda que se lanzó contra el late-
                                    ral del Toyota y pensé que lo iban a volcar, acelere más, pero

                                    la tracción era nula, la grama estaba en barro y los cauchos
                                    resbalaban, entonces mire una bajada que daba a la calle que

                                    quería, era muy empinada, pero no había opción, gire el volante
                                    aplastando a otro zombi y mirando como los miles se acomodaban

                                    para rodearnos, no había opción, era saltar o mirir acelere
                                    el Toyota hacia la bajada... todos gritamos cuando el Toyota

                                    se precipito a toda velocidad por la pendiente empinada, y al-
                                    gunas veces sentí que las ruedas no estaban tocando el suelo,

                                    veía el asfalto venirse contra...todo terminaría con un golpe,
                                    y en efecto el golpe fue colosal, abrí los ojos que cerré por

                                    instinto, y mire que el Toyota estaba casi volcado allí pero
                                    estábamos cerca de la calle y ya lejos de la bajada.



                                    Active la tracción en las cuatro ruedas y nos pudimos acomodar

                                    de nuevo, atravesé la barda que separaba a la pendiente de la
                                    calle, y el tubo de la barda destrozo el capo haciéndolo volar

                                    fuertemente contra el techo, acelere y mire por lo que quedaba
                                    del retrovisor que habíamos dejado a la horda atrás y que se

                                    enfilaban ahora, con lentitud, determinación hacia el ruido del
                                    motor hasta que este finalmente desapareciera, sonreí, acelere

                                    el Toyota y llegamos a las Américas, ya todo estaba mejor, pero
                                    no puedo negar que pense que esta seria la ultima aventura.




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