Page 235 - Resiliente
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con ellos a su vez, Ana se sentó sobre una piedra y comenzó
a reírse, Cesar avanzo hacia Mauro y le palmeo el hombro, en un
gesto de agradecimiento sincero.
—Gracias, —dijo sonriendo. —gracias de verdad, este sitio
es esperanza para todos nosotros.
Mauro asintió y abrió la palma, como dándole la entrada, Cesar
asintió y camino hacia Ana que ahora lloraba, me imagino
que de alegría o quizás de nostalgia, Máximo a mis espaldas
lo vi cruzarse de hombros y asentir con la cabeza.
—¿No te conmueve? —le pregunte acercándome.
Máximo asintió con lentitud, pero muy lentamente, y conocién-
dolo, el orgullo del tamaño de la muralla china jamás lo deja-
ría pensar más allá de sus propias conveniencias, al menos
no en este momento, conocía a mi amigo desde hacía décadas, y
sabía bien lo que estaba pensando sin siquiera el terminarlo de
decir, aun andaba escéptico por todo esto, pero no me importo
para nada, me gire, me cruce de brazos y observe a nuestros
nuevos inquilinos agradecer el sitio, entonces Sandra regreso,
estaba corriendo con el bate entre sus manos, Laura se reunió
con Mauro y Cleo con Máximo, mientras yo le plantaba un beso en
los labios a Camila y ella me abrazaba.
—Tendrás que contarme todo lo que paso. —dijo limpiándome
una herida de la cara.
—Solo fue una cortadita...
—Sí, sé que todo en la vida será pequeño para ti Mario,
pero igual... te atenderé eso más tarde —dijo ella abrazándome
de la cintura.
—¿Ahora eres enfermera? —dije sonriendo.
—Puedo ser enfermera, —dijo ella sonriéndome con travesura
—puedo ser muchas cosas...
—Eso me gusta —dije apretándola contra mí.
—Yo se que es lo que te gusta grandulon. —dijo sonriendo.
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