Page 103 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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EL  MUNDO  DE  LA  CONQUISTA:  LA  EXPLOTACIÓN  DE  LOS  REINOS   103


      rían  su helenización.  Pero el sistema  se vio fundamentalmente viciado
      cuando los indígenas fueron introducidos en el ejército real y se les con­
      cedieron también tierras de colonización o cleruquías.
         En sus orígenes, cuando moría el cleruco, su tierra volvía al rey, a me­
      nos que tuviera un hijo en edad de tomar las armas. Pero las relaciones
      entre soberano y cleruco evolucionaron. En el siglo ni, las primeras ope­
      raciones de adaptación, roturación y desecación fueron realizadas por los
      servicios reales. Además, el cleruco, alejado del país debido a las campa­
      ñas exteriores, no conocía el trabajo de la tierra, sobre todo en condicio­
      nes tan especiales como las de la agricultura egipcia. Pero,  desde el si­
      glo II, los clerucos ya no fueron extranjeros, sino hijos de clerucos o de
      nativos; se les daban tierras incultas a las que debían dar valor. Ya no es­
      taban obligados para con el rey, sino que más bien le hacían un favor al
      cultivar una tierra yerma, sobre la cual pagaban sus cánones.
         En tales condiciones, es lógico que las exigencias del rey respecto a
      los clerucos disminuyeran. La tenencia de la tierra propendía a la heren­
      cia. Cl. Préaux ha señalado las sucesivas renuncias reales: a fines del si­
      glo III, sólo los hijos de clerucos podían heredar la tenencia; en el siglo I,
      algunas mujeres  tuvieron  acceso  al kleros o  derecho  a recibir un lote.
      Asimismo, se produjo una evolución parecida, aunque menos acentua­
      da, hacia la alienabilidad·. por temor a que no se pagaran los cánones de
      la cleruquía, el soberano aceptó que los derechos y deberes del cleruco
      fueran transferidos a otra persona; aunque en este punto los textos no
      hablan propiamente de venta, está claro que semejante transferencia se
      hacía contra entrega de dinero.  La herencia y la casi alienabilidad del
      kleros, progresivamente asimilado a un bien privado ordinario, fue una
      importante victoria del sujeto frente a las-prerrogativas reales.
         En ello vemos un caso peculiar y típico de cómo evolucionaron las
      relaciones  entre  el  rey y  sus  súbditos  en  la  baja  época helenística.  Al
      principio, la concesión de la cleruquía era un favor preñado de severas
      obligaciones.  Pero el progresivo empobrecimiento de Egipto obligó a
      los soberanos a considerar como una necesidad vital asegurarse el culti­
      vo del suelo, el más esencial de sus recursos procedentes de la tierra. Así
      pues, renunciaron a algunos de sus derechos para obtener una revalori­
      zación de mayor alcance. Pero se entró en un círculo vicioso: la trans­
      formación de las tenencias cleruquianas en propiedad privada disminu­
      yó en el mismo grado el dominio real y, por lo tanto, la riqueza de bienes
      raíces del monarca, singularmente mermados por las concesiones y do­
      nes hechos a los sacerdotes.
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