Page 148 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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148 EL MUNDO HELENÍSTICO
mosaicos, especialmente de las residencias de Herculano o de Pompeya,
que copiaban ias grandes creaciones de la pintura helenística.·1*3
De nuevo, es tuera de Grecia donde cabe buscar el hálito creador.
Las escuelas de Propontide y de Asia destacan por su pathos. Dos ejem
plos característicos: Timó maco de Bizancio pintó una Medea que, presa
de gran agitación, mira a los hijos que va a inmolar y que se divierten
tranquilamente jugando a la taba sobre el altar exi el que serán degollados
ante su pedagogo.16 También juega con la sensibilidad del espectador,
,
aunque de un modo algo más matizado, el artista de Pérgamo que repre
sentó el Téiefo, con la ninfa Arcadia y Heracles: mientras que la mirada de
la ninfa se pierde en la lejanía, como si contemplara el futuro déla dinas
tía surgida de esa criatura (según una versión que los atálidas intentaron
legitimar), Heracles observa a Télelo; junto a ellos, una gran cesta de fru
tas, un sátiro, y la joven Pártenos, símbolo del paisaje arcádico.
La escuela de Alejandría se caracteriza por la importancia de las es
cenas de amor en paisajes bucólicos. El ciclo de Afrodita ocupaba un
espacio primordial. Los amorcillos, traviesos y crueles, con sus pequeñas
y desagradables invenciones, que afectan tanto a los mortales como a los
propios dioses, aparecen en bellas escenas, como ei Descubrimiento de un
nido de amorcillos o la Vendedora de amorcillos. A menudo* estas obras
transmiten un leve encanto, aunque, a veces, como en la poesía contem
poránea, caigan en un brutal libertinaje.
El indiscutible progreso de la pintura no sólo se debe al enriqueci
miento de la técnica (aparición de nuevos tonos: azul, violeta, púrpu
ra...), sino también a la intensificación déla sensibilidad. Las escenas de
idilio son, sin duda, las más numerosas. La mayoría representa parejas
célebres de la mitología, cómodo pretexto para reflejar conmovedoras
pastorales: una ninfa dando de beber a un sátiro sediento; Afrodita co
queteando con Ares; Artemisa tomando amorosamente el mentón de
Hipólito, que la mira con grandes ojos llenos de asombro; Dionisos con
templando a Ariadna dormida por Hipno; Adonis muerto sobre las ro
dillas de Alroclíta.
El paisaje, que, en aquellos idilios, compone el indispensable telón
de fondo, a veces tiene su propia representación. Gustaban especial
45. Sobre el nacimiento de la pimura romano-campaniense, véase la pág. 200.
46. Esta composición parece que fue particularmente apreciada: se encontró una
copia de la escena completa en Herculano y, en Pompeya, una copia en-la que sólo apa
rece Medea.