Page 150 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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      tista se entrega a complejas investigaciones perspectivistas: su cíelo ra­
      yado de lanzas y sus escorzos de caballos hacen pensar en un cuadro de
      Uccello, Un árbol reseco simboliza el paisaje. La composición, muy den­
      sa, está centrada, sin embargo, en <el gesfo: conmovedor e inútil de Darío.
         Los mosaicos de Delos denen el extraño mérito de ser obras real­
      mente helenísticas, y no copias romanas, Las suntuosas residencias te­
      nían pavimentos que, a tenor délas estancias, muestran adornos geomé­
      tricos, bodegones, animales (en sn mayoría marinos, como delfines), o
      escenas  mitológicas:  la más célebre es la sorprendente  Diomsos blan­
      diendo el tirso, en la  que el rostro melancólico y la mirada ensoñadora
      del dios contrastan con la briosa pantera enía que va montadp-


     Artes m enores y arttculos de Ále/mdría

         Una civilización debe jungarse tanto por las pequeñas óbras de las
      artes menores como por las grandes creaciones délas artes plásticas y en
     ese terreno, el período helenístico resplandece de modo particular.
         La cerámica estabarno obstante, en declive. Sobre un fondo claro
      (como en las hidrias funerarias de: Alejandría) u oscuro (a imitación dq
     los modelos metálicos), se ejecuta una decoración, raramente vinculada
     a la figura humana, que es muy a menudo vegetal o floral En la vida co­
     tidiana, el vaso pintado ya no qcupa|>ar de hecho, el lugar de honor del
     que disfrutó en el clasicismo. De entrada, tuvo que padecerln compe­
     tencia de la alfarería en relieve, rara hastá entonces, y que avanzó consi­
     derablemente: la cerámica megarense (actudmente se sabe que se fabri­
     caba en todo el Mediterráneo oriental) reproducía a bajo coste las bellas
     creaciones de la toréutica, En   aparece hacia el 250, inicialmente
     con una decoración puramente vegetal y, más adelante (a partir del últi­
     mo cuarto de siglo), con uua decoración figurada; la producción fue ma­
     siva hasta el 100. En el siglq IH}se midtíplkaton los centros de producción

     (Pérgamo, Corinto, Argos...) e incluso, a finales del siglo II, se conquistó
     el Occidente itálico, lo que influiría en la creación de la ierra stgíllata, la
     cerámica corriente en d írtíperio rooiaRó.   ^
        Los vasos metálicos nunca fueron tan apreciados. En Alejandría co­
     mo en Pérgamo, los t oré uticos trabajaban el oro, la plata y el bronce. La
     mayor parte de piezas del tesoro de Berthoöville-Bernay (Mormandia)
     no son romanas, sino de la época helenística: las más bellas representan
     la tristeza y la muerte de Aquiles y el trágico fin de Héctor, cuyo cuerpo
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