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216 EL MUNDO HELENÍSTICO
Las inscripciones también mencionan las relaciones diplomáticas
con los soberanos griegos41 Antíoco II, Tolomeo II, Magas de Cirene y
Alejandro (¿de Epiro?). Demuestran cierto conocimiento del mundo
occidental, llamado tona (jonio), una palabra que servía tanto para des
cribir a los iraníes como a los helenos: Asoka sabe que entre ellos no se
encuentran brahmanes y señala, asimismo, los progresos de la fe entre
los griegos, seguramente los colonos de los confines orientales.
Esta última indicación, tan enigmática, pudo ser descifrada gracias
al descubrimiento, en 1958 y 1964, de dos inscripciones griegas en el sur
de Afganistán, cerca de Kandahar, en el emplazamiento arqueológico de
Alejandría de Aracosia. La primera es bilingüe (en griego y arameo) y
confirma el apasionado proselitismo del rey, deseoso de propagar la fe
hasta los límites de su Imperio, tanto entre los griegos como entre los
iraníes (el arameo se había difundido ampliamente como lengua de cul
tura entre ambos pueblos); destaca especialmente que «el rey se abstie
ne de los seres vivos del mismo modo que los otros hombres, y todos los
cazadores y pescadores del rey han dejado de pescar. Y todos aquellos
que eran intemperantes han dejado de serlo en la medida de sus posibi
lidades. Y se han hecho obedientes para con el padre y la madre y con
las personas ancianas, contrariamente a lo que se hacía antes». Por otra
parte, ambas versiones son ligeramente distintas, porque hay el deseo
claro de adaptar la revelación a cada pueblo, a fin de hacer más accesi
ble el Dharma·. de esta manera, los griegos podían reconocer una pres
cripción pitagórica en la fórmula que recuerda la abstinencia de toda
carne de animal, un principio fundamental del budismo. Con dicho tex
to se abre un nuevo y apasionante capítulo en la historia de la influencia
de los cultos de Oriente entre los griegos de la Diaspora.
La segunda inscripción estaba grabada en un bloque de un edificio,
y no sobre un peñasco, como la primera. Ofrece un fragmento de la tra
ducción del 12° edicto de Asoka sobre las sectas y predica la caridad y la
modestia en las relaciones con el prójimo. Pero también aquí hay trans
posición: la palabra india que designaba a las sectas (con lo que com
41. Seleuco I firmó un tratado de alianza con Chandragupta y le envió un legado,
Megástenes, que volvió de la India con una brillante narración de la que se conservan al
gunos fragmentos (véase la pág. 231). Plinio el Viejo (6, 58) menciona una embajada en
viada por Filadelfo a un príncipe indio, que debía de ser el padre de Asoka, Bindusara.