Page 217 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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MÁS  ALLÁ  DE  LAS  FRONTERAS  POLÍTICAS  217

      porta dicha noción de confesional) está traducida al griego como diatri-
      bé (escuela filosófica). Así pues, fueron los filósofos griegos de Aracosia
      los que asimilaron el mensaje de Asoka, los que lo tradujeron y los que,
      sin duda, lo expusieron a los monarcas del Mediterráneo a raíz de las em­
      bajadas que su rey había enviado. «Las dos inscripciones griegas de Kan­
      dahar arrojan mucha luz sobre aquellas célebres embajadas; ya no es un
      detalle anecdótico o un desfile extravagante y sin sentido de un monarca
      exótico; entendemos el vínculo entre la India y los filósofos de las cortes
      de Pella, Cirene y otros lugares, los intermediarios, las maneras de expo­
      ner, de discutir, de comprender» (L. Robert). Es todo un mundo de inte­
      lectuales, el que nos es desvelado, en aquella lejana colonia sometida a
      Asoka, con sus filósofos y sus lapidarios (buenos emisarios del helenismo,
      una civilización de la piedra escrita), pero, sin duda alguna, también con
      sus artistas, sus músicos y sus actores.


      Los reinos grecobactrianos y grecoindios


         Durante  el  reino  de Asoka,  unos  acontecimientos  de  gran trascen­
      dencia afectaron a Bactriana y Sogdiana, las satrapías más orientales del
      Imperio seléucida. Bactriana es la llanura situada entre el Hindu Kush y
      el Oxus (actual Amú Daryá), en torno a Bactra, su capital. Entre el Oxus
      y el Yaxartes (actual Syr Daryá), en cuyas orillas Alejandro había estable­
      cido su última Alejandría, está Sogdiana, con el hermoso oasis de Mara­
      canda (Samarcanda). Cuando están irrigadas, ambas provincias esteparias
      son feraces. Además, Bactra era uno de los grandes nudos de comunica­
      ción de Asia: las rutas procedentes de India y China confluían en ella y se
      prolongaban por el Asia anterior hasta la costa mediterránea.
         Se trata de regiones demasiado alejadas de Antioquía para que pu­
      dieran  mantenerse  durante mucho  tiempo bajo el  dominio  seléucida.
      Poco antes del 250, el sátrapa que las gobernaba se proclamó indepen­
      diente, tras aliarse con Partía contra su antiguo soberano y adoptar el tí­
      tulo real con el nombre de Diódoto I: fue el primero de una serie de 39
      reyes  —a  los  que  conocemos  principalmente  por  sus  monedas,  pero
      también por algunos textos occidentales, indios o chinos— que habrían
      de  gobernar  los  reinos  grecobactrianos  (posteriormente  grecoindios)
      durante doscientos años.  Su historia es especialmente oscura. Los mo­
      narcas, cuya efigie aparece siempre en sus monedas, pertenecían a varias
      familias que pudieron conformar una especie de aristocracia militar he­
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