Page 212 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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212 EL MUNDO HELENÍSTICO
estrechamente vinculadas a sus tradiciones. En Petra, el helenismo no
hizo realmente su aparición hasta Areta III, llamado el Filoheleno (87 -
62), que inauguró una política de expansión hacia Siria e hizo acuñar
moneda copiando las tipologías seléucidas (Areta II ya había acuña
do monedas, pero no presentan inscripción alguna). Las construcciones
mejoran y empiezan a cocerse vasos con decoración floral, imitando la
alfarería de Palestina y Siria. Pero habrá que esperar al siglo II de nues
tra era para que se erijan, en estilo grecorromano, aquellas admirables
tumbas con fachadas clásicas, que han dado a Petra su renombre.
Un poco antes del siglo I de nuestra era, el helenismo penetró en los
reinos de la Arabia meridional, donde se manifiesta con vigor, especial
mente en la escultura, como en la admirable estatua de Timna llamada
Lady Bar’at, no sin indudables influjos partos.
El debilitamiento del mundo helenístico, surgido de la rivalidad
entre monarquías, es lo único que explica que fuese tributario, en
cuanto a los productos de lujo más solicitados, de los bárbaros de Ara
bia, que explotaron a fondo los refinados gustos de los griegos. Estra-
bón dejó escrito (16, 4): «Estas regiones siempre pasaron por ser muy
ricas, porque intercambiaban las plantas aromáticas y las piedras más
preciosas por plata y oro, y no gastaban en el exterior nada de lo que
recibían».
Partía
Un reino helenizado
Ya hemos visto (véanse las págs. 46-47) la formación y extensión del
reino parto. Era un Estado monárquico de tipo feudal, prácticamente
calcado del aqueménida (incluso Mitrídates I hizo revivir el título de
Gran Rey), donde los soberanos, en principio absolutos, veían su poder
limitado por la independencia de los sátrapas y reyezuelos vasallos y por
las intrigas palaciegas, acrecentadas por la poligamia. Su principal fuerza
radicaba en un temible ejército, que incluía tanto elementos iraníes (ar
queros, caballería ligera, catafractarios cubiertos, como sus caballos, de
hierro) como hoplitas griegos. Vivían en el interior de suntuosos palacios,
en las sucesivas capitales de Hecatómpilos, Ecbatana y Ctesifonte.
Eran reyes ricos, porque extraían importantes beneficios del comer
cio que pasaba por Irán siguiendo las únicas rutas terrestres que unían el