Page 209 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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MÁS  ALLÁ  DE  LAS  FRONTERAS  POLÍTICAS  209

      ha encontrado una estatuilla de cobre de Osiris momificado de la baja
      época helenística, pero no puede descartarse que llegara mucho más tar­
      de a través de traficantes árabes. En todo caso es seguro, pese a algunas
      teorías aventuradas sobre su origen local, que la difusión de la metalur­
      gia del hierro en la vasta zona de las sabanas —poblada ya por negros
      del grupo sudanés, y donde el mineral laterítico era abundante y fácil de
      tratar— se efectuaba, básicamente,  desde Meroe,  como atestiguan las
      tradiciones autóctonas. Puesto que Meroe debe al Egipto lágida el tra­
      bajo de aquel metal, el continente africano debe, indirectamente, al hele­
      nismo la técnica que revolucionó completamente la vida cotidiana y pro­
      vocó  un  creciente  dominio  del  suelo  y una  diferenciación  social  más
      acusada.
         También se ha barajado la posibilidad de que aquella técnica fuera
      introducida desde Africa del Norte y Cirenaica. Pero Meroe debió de
      desempeñar el papel esencial: el hierro progresó muy lentamente en el
      Sahara central, mientras que hay numerosos restos de un tipo de side­
      rurgia antigua, en el macizo del Ennedi y a lo largo del Chad, es decir, en
      la ruta de Meroe a Gao.
         Ello no es óbice para que existiese una gran ruta de comercio que
      atravesaba el Sahara, a la sazón menos inhóspito, recorrida por carava­
      nas escoltadas por carros ligeros, de las que se han hallado representa­
      ciones en grabados rupestres. Partiendo de Gao, en el recodo del Niger
      y a lo largo del Adrar de los Ifora,  dicha ruta penetraba en los Tassili
      (mesetas) del Ahaggar (Argelia) y, a través del oasis de Gat (Libia), al­
      canzaba la costa de la Cirenaica. También los ganaderos nómadas del Sa­
      hara —libios, o sea blancos, salvo en la parte oriental, Tibesti y Ennedi,
      poblada por negros, los «etíopes trogloditas» descritos ya por Herodo­
      to—  tenían un papel fundamental en el comercio que introducía los pro­
      ductos de lujo del África interior, tan apreciados por los griegos, en la
      cuenca del Mediterráneo.
         Al sur de la sabana sudanesa, la zona silvestre era el dominio del oro,
      una riqueza capital que transitaba por el Sudán y alcanzaba el Medite­
      rráneo  a través  de Meroe  o  por las  pistas  saharianas;  también  allí co­
      menzó una metalurgia del hierro, tomada de sus vecinos del norte, aun­
      que bastante tardíamente (¿albores de la era cristiana?).
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