Page 206 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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206 EL MUNDO HELENÍSTICO
En manos de los lágidas sólo quedaba el Dodecasqueno,30 es decir, la
región con una longitud de 12 skenes al sur de Assuán, con pequeños
puestos: File, metrópolis religiosa,31 en la que aún se acumulan las ofren
das de los tolomeos; Ajuala, alrededor de cuyo templo, consagrado al
dios autóctono Mandulis, se establecieron los intercambios con los nó
madas blemios; y Selkis, completamente al sur, un puesto fronterizo pe
gado a una lengua de tierra arable que vigilaba la entrada al uadi Alaki,
de donde se extraía el oro de los cuarzos auríferos, un mercado igual
mente importante, ya que se han descubierto tanto ostraka demóticos y
griegos como graffitis meroíticos ,32
Al no poder utilizar las vías del Nilo o del desierto, los tolomeos in
tentaron explorar el mar Rojo, que ya había sido frecuentado por los
grandes faraones. Tolomeo Filadelfo fundó una serie de establecimien
tos, como Myos Hormos, Filotera, Berenice y Tolemais Theron (caza de
elefantes), al tiempo que escalas en las islas de las serpientes y de los to
pacios. Las mercancías seguían una pista jalonada de pozos entre Meroe
y Tolemais, situada más o menos a la misma latitud del mar; luego, em
barcaban hasta Berenice o Myos Hormos, desde donde ganaban de nue
vo el valle del Nilo en Coptos, por pistas de 12 días, en el primer caso, y
de 6 en el segundo, jalonadas también de pozos y cisternas. Igualmente,
Filadelfo ordenó finalizar o revisar el canal de Necao, una suerte de pre
figuración del canal de Suez que unía el fondo del golfo de Suez no con
el Mediterráneo, sino con el Nilo. A pesar de tantos esfuerzos, el tráfico
en aquella ruta siguió siendo mínimo debido a las dificultades de nave
gación en el mar Rojo, donde el viento soplaba constantemente del nor
te dificultando el regreso, y donde la costa occidental era un auténtico
desierto mineral, poblado de nómadas salvajes, trogloditas, o ictiófagos.
Sin embargo, en la baja época helenística, los navegantes se animaron y,
tras sobrepasar Bab-al-Mandab, llegaron incluso a la costa de los Soma
líes (el antiguo país de Punt).
En una especie de desafío a la geografía, los verdaderos intercambios
entre África y el Mediterráneo se hacían rodeando Arabia. Las mercan
cías se transportaban por el desierto hasta el mar, lo atravesaban en em-
30. Salvo durante la revuelta de Harmaques, aplastada por Tolomeo IV Epífanes.
31. Templo de Isis, iniciado por Nectanebo I y proseguido por los tolomeos (véan
se las págs. 135-136). Unos relieves muestran a Isis recibiendo el Dodecasqueno de ma
nos de Tolomeo Filométor.
32. Sobre la escritura meroítica, véase la pág. 208.