Page 74 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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74                    EL  MUNDO  HELENÍSTICO


      madera, metales, mármol —de los que la ciudad carecía— , aceite de oli­
      va y vinos de cosecha. Y exportaba, principalmente, trigo, papiros, toallas
      o muselinas de lino, perfumes y «artículos de Alejandría». Finalmente, era
      un puerto de tránsito que reexpedía a todo el Mediterráneo los produc­
      tos procedentes del África interior (marfil, oro, plumas de avestruz, es­
      clavos negros, animales salvajes) o de Arabia y de la India (especias, plan­
      tas aromáticas, perfumes, sedas), mercancías  que llegaban  a Alejandría
      por el canal de Necao o las rutas terrestres y el Nilo (véanse las págs. 205
      y sigs.), o por mar tras sobrepasar Gaza (véase la pág. 210). La importan­
      cia del tráfico marítimo y fluvial — con ruptura de carga en Alejandría—
      explica el desarrollo de los astilleros.
         Habrá ocasión de comprobar que Alejandría fue uno de los centros
      culturales más activos del mundo griego. Tanta era su brillantez que, du­
      rante mucho tiempo, se denominó erróneamente alejandrino a todo lo
      que era helenístico. Gracias al mecenazgo de los soberanos ilustrados y
      a las fundaciones de que dotaron a la ciudad, Alejandría encabezó du­
      rante un siglo el nuevo helenismo surgido de la epopeya de su fundador.
      Sus poetas, sus sabios, sus eruditos, sus escultores y sus toréuticos ilus­
     tran el siglo III. Después vendría un declive no exento de encanto...
         Pero este auge tuvo lugar al margen de Egipto. La fórmula latina Ale­
     xandria ad Aegyptum, «Alejandría junto a Egipto», muestra una realidad
     válida también para la época tolemaica. La gran ciudad, que se parecía a
     las otras ciudades helenísticas, aunque mejoradas, era la capital de un rei­
     no que continuaba su existencia inmemorial e inmutable en la khora, el
     país profundo. Ésa fue, de hecho, la auténtica debilidad de Alejandría y de
     quienes dirigieron sus éxitos: obnubilados por las formas específicamente
     griegas de Estado, lograron crear una polis grande, hermosa, próspera, pe­
      ro no la integraron en la vida del reino donde había sido plantada.



     M ercan tilism o capitalista e intervencionism o de E stado

         La vida económica sufrió una transformación radical. Grecia ya no
     desempeñaba el papel central y dominador del que había disfrutado du­
     rante siglos y que había empezado a perder desde el siglo  IV:  sólo dos
     emplazamientos insulares (Rodas y, más tarde, Délos) y Corinto tenían
     importancia internacional.  Toda la  actividad tendía  a concentrarse en
     Asia Menor, Siria y Egipto.


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