Page 77 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
P. 77

EL  MUNDO  DE  LA  CONQUISTA:  LA  EXPLOTACIÓN  DE  LOS  REINOS  77


     como podrá constatarse, se mantuvo vigente en algunos sectores, Egip­
     to abandonó finalmente la era del trueque.9
        La  cantidad de metal precioso  acuñado era  considerable,  hasta el
     punto de que se produjo cierto agotamiento a finales del período, en un
     momento  en  el  que,  por otro lado,  pillajes,  multas y comercio hacían
     aflorar en Italia gran parte del monedaje de los reinos griegos. El mono­
     metalismo de plata se mantuvo como norma, pero los sucesores de Ale­
     jandro no supieron permanecer fieles a la unidad monetaria que él había
     instituido. Mientras que seléucidas, antigónidas y atálidas conservaron
     el patrón ático, Rodas y los lágidas adoptaron un patrón más ligero, ins­
     pirado en el patrón fenicio de Cartago.



        Las distintas monedas circulaban libremente, salvo en Egipto, don­
     de Filadelfo prohibió el uso de monedas extranjeras. Una de las prime­
     ras actividades de los bancos, que adquirieron a la sazón un increíble de­
     sarrollo, fue el cambio. Así, prestaban a una tasa de interés que rondaba
     generalmente el 10 %  (en Rodas o en Délos, por ejemplo, que fueron las
     primeras plazas bancadas), mientras que en Egipto esa tasa alcanzaba el
     24 %. Poseían las cuentas de sus clientes, y la letra de cambio, el cheque
     y tal vez las transferencias se convirtieron en prácticas habituales.
        Junto a los bancos privados, a menudo en manos de atenienses ex­
     patriados (desde finales del siglo V, Atenas llevaba una gran ventaja en
     ese ámbito), había los bancos de la ciudad, como sucedía, por ejemplo,
     en Mileto. También en los templos se desarrollaron instituciones banca-
     rias, siguiendo una tradición muy antigua, ya que fueron los clérigos de
     los grandes santuarios los que tuvieron la idea de rentabilizar el dinero
     de los  depósitos  sagrados:  las  más  conocidas  estaban  en  Anatolia  (en
     Efeso o Sardes) y en Délos, pero, desde que los sacerdotes de Egipto re­
     cuperaron su autonomía respecto al rey, se adentraron a su vez por una
     senda altamente fértil en beneficios.10




         9.    Cabe subrayar, de todos modos, que las manipulaciones monetarias en Egipto
     (véase la pág. 43) afectaron rápidamente a los países del mundo mediterráneo. En los si­
     glos III y II, las monedas de oro y plata ya no tenían una ley uniforme: se convirtieron en
     objetos preciosos y dejaron de ser una simple muestra fiduciaria. Fueron reemplazadas
     por piezas de cobre, cuyo peso, por otra parte, disminuyó gradualmente.
        10.    Por el contrario, en  el siglo ΠΙ, los bienes de los templos eran administrados por
     el Estado, y su dinero era confiado a los banqueros para que lo hicieran fructificar.
   72   73   74   75   76   77   78   79   80   81   82