Page 80 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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      y debido a las crecidas anuales, era necesario organizar el trabajo. Ade­
      más, el suelo debía abastecer a los recién llegados, administradores, sol­
      dados o comerciantes, que no producían lo suficiente para subsistir. Por
      consiguiente, había que dirigir el esfuerzo del campesino para obligarle
      a producir más.
         El problema era todavía más complejo. Hasta entonces, Egipto ha­
      bía vivido en la autarquía, replegado en sí mismo; en adelante, debería
      comprar al extranjero los productos que eran necesarios para la vida de
      los griegos que lo habitaban, especialmente del rey y de la corte. Hasta
      entonces había vivido al margen de la economía monetaria; sin embar­
      go, a la sazón, los reyes necesitaban dinero para pagar los servicios de to­
      das aquellas personas a quienes empleaban: mercenarios, técnicos, ad­
      ministradores. Era necesario, por lo tanto, que las exportaciones fuesen
      muy superiores a las importaciones; pero tales exportaciones, dejando a
      un lado determinadas mercancías originarias del África interior o del Le­
      jano Oriente que pasaban a través de Egipto, estaban compuestas prin­
      cipalmente por productos agrícolas, ya fuesen éstos directos (especial­
      mente el  trigo,  que en  Egipto  crecía  en grandes  cantidades  y del  que
      había una gran demanda en el mundo griego), ya fuesen indirectos, si se
      trataba de productos manufacturados,  cuya materia primera procedía
      del suelo (papiros, telas de lino).
         Así pues, el soberano tenía que organizar necesariamente la produc­
      ción agrícola: hacer producir al máximo la tierra egipcia era el único me­
      dio de que disponía para enriquecerse, o sea, para poder regular las im­
      portaciones y pagar los sueldos y pagas de las personas que estaban a su
      servicio.
         Esa necesidad fue rápidamente comprendida. Para aumentar la pro­
      ducción, los lágidas aprovecharon la milenaria experiencia del Egipto
      faraónico. El valle del Nilo estaba acostumbrado desde tiempos inme­
      moriales a una economía dirigida de forma estricta por el faraón: estaba
      ya instaurado un completo sistema de censo de los hombres y de las tie­
      rras, y de estadísticas, absolutamente indispensable para quien quisiera
      hacer una planificación de manera autoritaria. Los tolomeos, pues, no
      tenían más que utilizar los marcos previamente establecidos y mantener
      la infraestructura del llano.
         2.    Monopolios y fiscalidad·.  no obstante,  el sistema se vio en  cierta
      medida, por otra parte difícil de determinar, afectado por la gran nove­
      dad que suponía la introducción definitiva de la moneda. La economía
      meramente natural de Egipto se vio profundamente transformada por
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