Page 78 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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78                    EL  MUNDO HELENÍSTICO


         Los lágidas crearon también bancos de Estado, cuyo monopolio es­
      taba  consolidado y cuya  función  era  doble:  realizaban  por  cuenta  de
      particulares las mismas operaciones que los bancos privados y recibían
      regularmente las  recaudaciones de impuestos  de las  cajas públicas, ya
      que los recaudadores rentabilizaban el dinero del rey, y efectuaban los
      pagos oficiales. Los papiros permiten calcular la profunda implantación
      de la banca en el Egipto lágida: griego o egipcio, el artesano y el trafi­
      cante recurrían a sus servicios para efectuar todas sus transacciones.



         La razón más importante del auge de este vasto negocio internacional
      cabe hallarla en el ascenso definitivo de una gran burguesía capitalista, a
      la que pertenecían banqueros y recaudadores de impuestos, así como ar­
      madores y comerciantes;  a menudo, los traficantes  se asociaban,  como
     puede apreciarse claramente en Délos. A veces eran tan poderosos co­
     mo para actuar solos: ése fue el caso de Apolonio, dioketes de Filadelfo,
      que comerció a gran escala en Asia y explotó una hacienda piloto en el Fa-
      yum (véanse las págs. 84 y sigs.). De este modo, los más dinámicos de los
     griegos expatriados amasaron extraordinarias fortunas y fueron rápida­
     mente imitados por sirios, e incluso por egipcios y, más tarde, por los ne­
     gotiatores itálicos, que se aprovecharon del progresivo predominio políti­
      co de Roma para imponerse como señores del tráfico.



     El intervencionismo en la agricultura

         El comercio a gran escala estaba, por consiguiente, en manos de la
     iniciativa privada, que parece triunfar cuanto más osada se muestra. La
     vida  rural ofrece el  cuadro antitético  de un  mundo que  evolucionaba
     poco y donde el Estado ejercía un auténtico intervencionismo.11

     Tierras reales, concesiones y tierras privadas

         Sin perjuicio de otros factores capitales, que serán oportunamente ana­
     lizados, los soberanos se vieron obligados a ocuparse de la tierra muy de
     cerca, ya que la conquista les había conferido el derecho eminente ante-


         11.   Recientes investigaciones demuestran, por otra parte, que el intervencionismo al
     servicio de la fiscalidad, tan claro en el siglo III, se atenuó en el siglo II.
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