Page 237 - Biografia
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Jorge Humberto Barahona González



               El primer sábado, como promotor de publicidad y ventas en propiedad, y antes de
            salir para atender mi primer evento, una persona que, con el tiempo descubrí quien era,
            me escondió una unidad de sonido, una corneta de amplificación de la camioneta que
            me había sido asignada, menos mal no me achicopale y cumplí con mi orden de trabajo.





               Después de haber estado guardada por un mes en el bolsillo de la camisa de Ga-
            briel López, mi jefe inmediato en ese momento, le descubrí el memorando de tras-
            lado de cargo y sección, del departamento de liquidación al departamento de publi-
            cidad de la embotelladora de Coca-Cola  en Bogotá. Cuando  le reclame a Gabriel
            por el perjuicio que me estaba causando, este $%&#” y maldito, me contesto con un
            argumento estúpido: “No quiero dejarlo ir como promotor al departamento de publici-
            dad, porque no encuentro su reemplazo como cajero recibidor número uno en liquida-
            ción”, casi lo mato, porque se había podido tirar mi futuro.





               En la época de violencia en Colombia, estaba sentado a las 11 de la mañana en la ta-
            berna discoteca “la Chihuahua”, de propiedad de Gonzalo Rodríguez Gacha “el Mexica-
            no”, en el parque principal de Pacho. Entra un tipo con pistola en mano, busca su víctima,
            me pide disculpas por lo que va a hacer y por encima de mi hombro… si quiere saber
            el desenlace, disfrutemos de un granizado de néctar verde y se lo cuento, le parece…?







               Entre a kinder en 1960 al colegio Agustiniano o al colegio chiquito, como le decían. A
            eso de las 10 de la mañana, me dieron ganas de ir a hacer chichi, tenía 7 años, todavía
            me acuerdo de la **** monja, jefe de mi grupo, sor Elvira, no le dio la gana de dejarme ir
            al baño, aun cuando alce la mano como se debía hacer para pedir permiso, por lo tanto,
            ya se imaginarán lo que paso. Cuando llego mi madre por mí, a las 12:30 de la tarde,
            quieren saber que le paso a la monja…? De todo mijo… de todo.






               Raúl González fue mi compañero de estudio y amigo del colegio san Agustín. Cuando
            decidió casarse, pensé en darle como regalo de bodas las fotos de su matrimonio. Me
            fui con dos cámaras, una con rollo a blanco y negro y la otra con rollo a color. Click a la
            salida de la novia de la casa, Click a la llegada y salida de los novios, Click en la llegada
            de invitados, Click en la fiesta, vals y partida del ponqué… si desea saber que paso con
            tanto Click… o porque nunca más me volvieron a tratar Raúl y su esposa… tomémonos
            un granizado néctar verde y se lo cuento, si no les interesa, estimados lectores y lecto-
            ras, dejemos así, ahijadito y salud…



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