Page 262 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza



            abandonando las fuentes del ‘jogo bonito’ y eso, los aficionados de
            ‘paladar negro’ no le perdonan. Dicen que cometió un pecado mortal.
            Con tanto crack a la mano, quiso colgarse del travesaño.

            En el recorrido por Sudamérica quedan algunos nombres de técnicos
            notables: el chileno Fernando Riera, el uruguayo Luis Cubilla, el re-
            cordado ‘Gordo’ que era una maravilla jugando como puntero dere-
            cho, pese a su cintura voluminosa. Como técnico dejó una estela de
            triunfos manejando al Olimpia, el Rey de Copas, ganando 17 títulos.


            Y en Colombia, Gabriel Ochoa Uribe, que era un profundo estudioso,
            que hizo del América de Cali, uno de los grandes del continente, pese a
            que perdió cuatro veces la final de la Copa Libertadores de América. Él
            me enseñó a la perfección en 1969, la famosa trampa del offside.


            ¿Maradona? Para nada. Fue un gran jugador, una estrella, pero como
            técnico recibió un soberbio cachetazo en el Mundial de Sudáfrica.
            Le quedó grande el saco de DT. Tiene todavía mucho que aprender.
            El que si sabe y aprendió de Osvaldo Zubeldía que fue su maestro, es
            Carlos Salvador Bilardo. ‘El ‘Narigón’ conocía la letra con sangre. Le
            hice sufrir en la Copa América del 83. Se comía las uñas aquella noche
            negra en el Monumental de Núñez. Ortubé le salvó la campana con ese
            penal inventado.


            ¿Menotti? Un lírico. ‘El rey de la sanata’, como dicen en Argentina
            para describir a los que tienen resortes en la lengua. Vendió realidad y
            también ficción. Dicen que más ficción que realidad, porque después
            de la Copa del Mundo que ganó con Argentina en el 78 y el Mundial
            Juvenil de Japón en el 79, nunca más celebró. Y pasó por River, por
            Boca, por Independiente, por Peñarol, por el Verona de Italia, por
            la selección mexicana y vaya a saber porque otros equipos más. Yo le
            reconozco inmensas virtudes como catedrático. Sería un gran aporte
            con el pizarrón y la varita en la mano.


            ¿Le hizo mal o bien al fútbol argentino? Es difícil contestar esa
            pregunta, porque mezcló sus anhelos y metas en el juego, apoyándose
            en la dictadura militar que presidía el General Rafael Videla, que

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