Page 266 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza



            entre ellos. Lo muestra lo que pasó con Sixto Vizuete, al que querían
            ayudar a colgarle de los pulgares.


            Yo siempre lo respaldé y no estoy curándome en salud. Me pareció de
            mal gusto que se mofen de su lugar de origen y hasta le colgaron un
            título aristocrático burlándose de Guaytacama. Sixto ganó una medalla
            Panamericana y como ecuatorianos teníamos el deber de respaldarle,
            pero todos le voltearon la espalda.

            Sería bueno que aprendan de los técnicos colombianos que conocemos y
            que han trabajado en nuestro medio, para no ir muy lejos. Son un puño.
            Cuando a ‘Bolillo’ Gómez le preguntan sobre Maturana, le baja el cielo y
            las estrellas. Y al revés es lo mismo. Ese es un ejemplo de respaldo.


            A Sixto le dieron un carácter de aparecido. Entiendo que la FEF debió
            analizar, si Vizuete exponía una carrera que justifique su presencia en
            la selección, pero ese ya no era su problema.

            Es entendible que todos queremos superarnos y si nos ofrecen una
            función importante, no conozco a nadie que diga no. Él no fue a pedir
            el cargo. Su papel fue decoroso. ¿Quien está en capacidad de asegurar
            que con un técnico extranjero la suerte iba a cambiar?


            A lo mejor venía con bombos y platillos y fracasaba. Vizuete se quedó
            por un solo punto. Para mi, la culpa principal la tuvieron los jugadores.
            Sobre todo aquellos que tenían sobre el lomo una montaña de partidos
            internacionales. Lo justo sería apuntar hacia el lado de la verdad y darle
            el crédito que su trabajo se merece.


            Los técnicos nacionales están desapareciendo, no tienen presencia
            efectiva en los clubes de Primera División, salvo Carlos Sevilla que ha
            realizado una carrera meritoria y que es el único que sigue vigente después
            de un extenso recorrido por varios equipos del país. Se quedó sin trabajo
            a principios de temporada, pero todos sabíamos que era el primero en la
            lista para sustituir al primer técnico decapitado. Cuando Nacional dio de
            baja al español Manuel Tomé Portelá, que resultó un fiasco, al igual que
            el convenio con el Mónaco Capital Group, lo llamaron y se hizo cargo de

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