Page 263 - LIBRO ERNESTO
P. 263
Capítulo 12
sacrificó muchas vidas en nombre del orden y del progreso. Mentira,
asesinó u ordenó matar, a aquellos que no comulgaban con sus abusos
y sus ideas fascistas.
Aún quedan en Argentina las secuelas de ese inmenso dolor que
provocó. Y a Menotti lo identifican con ese proceso. Creo que ese
capítulo le quita brillo a su tarea. Sus equipos lucían aceitados, trataban
de jugar bien al fútbol, pregonaba el espectáculo por encima de los
resultados y esa es una filosofía que está lejos de la verdad.
¿De qué sirve jugar bien si se pierde? Sin utilizar el antifútbol, lo que
siempre sirvió y servirá en el fútbol es ganar. No hay otro camino, por
eso no desayuné jamás con sus ideas. A los abanderados líricos del
juego bonito, que muerden el polvo de la derrota no los reconoce la
historia. No es lo mismo jugar bonito, que jugar bien.
Son los ganadores, los que dejan profundas huellas. Y a Menoti
lo identifican con los perdedores, pese a que alcanzó dos cetros
importantes. Por eso, su escuela no me llenó por completo. Siempre
preferí a los técnicos que luchan a brazo partido por la victoria. Por las
vueltas olímpicas, por la gloria continua. Porque en el fútbol hay que
hilvanar títulos con frecuencia. No sirve ganar un par y olvidarse para
siempre del Olimpo, como le pasó al ‘Flaco’. Amén.
LA ESQUivA AGREMiACión dE EnTREnAdORES
Fue un intento fallido, pese a toda la buena voluntad que le imprimí al
proyecto. Fui presidente del gremio de Pichincha y también del núcleo
de Ecuador. Logramos la aprobación de los reglamentos y estatutos,
pero el objetivo mayor era obtener una representación con voz y voto
en la Federación Ecuatoriana de Fútbol, tal como tienen los árbitros,
pero nunca se logró, pese a que buscamos el apoyo de grandes juristas,
como Oswaldo Hurtado, Patricio Romero Barberis y Abdalá Bucaram,
personajes destacados e influyentes en la vida nacional.
Cuando me nombraron técnico de la selección en una de las múltiples
ocasiones en las que fui requerido para esa importante función,
Memorias de un triunfador 263