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Capítulo 12



               esa necesidad. Que prefieren manejarse individualmente y en esa
               dispersión hay muchos técnicos jóvenes y sin cartel que pierden, porque
               la dirigencia de los clubes del fútbol ecuatoriano, salvo excepciones
               piensan en los técnicos nacionales, solamente cuando tienen la soga al
               cuello y hay que entregarle el moribundo para que fallezca en manos
               de los más ingenuos, que están apurados por su necesidad imperiosa
               de trabajar.

               Siempre llegan a dirigir equipos destartalados que respiran con las
               justas. Con plantillas impagas y desanimadas. Se han convertido en
               bomberos.  Y  los  incendios  no  se  apagan  cuando  el  fuego  ya  se  ha
               propagado en la mayoría del inmueble.

               Aclaro que jamás pensé en forma individualista, pese a que siempre
               tuve la fortuna de contar con múltiples trabajos y que no requería
               cobijarme bajo ninguna sombra. Le di mi tiempo a la Agremiación,
               cuando pude darle. Después cuando sentí que todos los intentos se
               diluían por falta de aplicación y compromiso aborté la misión. No me
               quedaba otro camino.


               Siempre luché porque los técnicos nacionales tengan acceso a
               cargos importantes, porque ha quedado demostrado que tenemos la
               suficiente capacidad para luchar palmo a palmo con los profesionales
               extranjeros que son los preferidos de los dirigentes. Hice valer mi
               función y me irrité cuando a alguien se le ocurrió decir que quería
               ganar como extranjero.

               Jamás mi nacionalidad estuvo en juego. Puse precio a mi trabajo sin
               mirar cuanto pedían los foráneos, que es un tema que no me interesaba.
               Pedí lo que sentí que valía, porque la capacidad no se mide por la
               nacionalidad. Llegué a  convertirme en el  técnico ecuatoriano más
               caro. Creo que desde mi andarivel luché a muerte por mis principios y
               por mis derechos, que fueron irrenunciables. Y cumplí con mi deber.
               Hasta ahí llegó mi responsabilidad.

               He palpado que hay una especie de canibalismo entre los técnicos
               ecuatorianos. No se guardan la espalda, se critican y se desmerecen

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