Page 39 - LIBRO ERNESTO
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Capítulo 1
Mamá también compró un puchingball y guantes de boxeo. Como era
el dueño del balón, armaba los equipos para jugar. Cuando rompíamos
algún vidrio de la casa del señor Salguero, iba la empleada del dueño a
cobrarle a mi mamá. Jugábamos desde muy temprano por la mañana,
hasta que de un grito emitido desde el negocio de mi papá nos llamaba
para almorzar. Luego volvíamos a los partidos en la tarde y noche en
tiempo de vacaciones, porque en el período de clases había que realizar
los deberes, en eso era muy estricto mi papá.
Rafael Guerra Montúfar y Rosa Galarza Viscaíno. Los padres de Ernesto Guerra descansando
en el living de su casa. Dos trabajadores incansables que alentaron la superación de sus hijos.
Los domingos, papá nos llevaba al fútbol que en ese tiempo se jugaba
en el estadio de El Arbolito en El Ejido. Al regreso entrábamos en el
Salón de ‘Mama Pancha’ que elaboraba unas exquisitas tortillas de
maíz, que las llamaban las ‘boniticas’. Vendían también chicha de jora
y fritada. Ese negocio funcionaba en la calle Luis Felipe Borja, frente al
Colegio de Señoritas 24 de Mayo, que hoy funciona detrás del Estadio
Olímpico Atahualpa.
Memorias de un triunfador 39