Page 59 - LIBRO ERNESTO
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Capítulo 3
EL SUSTO dE Un fRAnCéS:
JUEGAn CUATRO y bEbEn CUAREnTA
En esos tiempos solo existían los naipes españoles y los mayores ya
jugaban con esas extrañas barajas de cuarenta cartas. Me viene a la
mente el recuerdo de un ciudadano francés, de nombre Marcelo que
trabajaba de pastelero en el prestigioso Hotel Majestic. Todas las tardes
venía al negocio de mi papá, que tenía una trastienda donde se jugaba
cuarenta y se tomaban copas. Marcelo se sentaba a dialogar con mi
padre y un día preguntó: ¿Qué es el cuarenta?. Se paró, fue hasta la
trastienda, espió sin disimulo, cual agente investigador y al regresar
dijo: “Ya descubrí el espíritu del juego: juegan cuatro y beben cuarenta”.
Ya se pueden imaginar la carcajada unánime que sacudió el ambiente.
A la trastienda del negocio de mi papá, llegaban los trabajadores del
Teatro Sucre y los introductores de ganado, que libraban largas batallas
de cuarenta. Apostaban un ‘gallo’, que era la mitad de una botella
pequeña de Coca Cola, envasada con trago puro y una cajetilla de
cigarrillos. Eso si, todo el mundo fumaba como chino en cautiverio.
Don Rafael Guerra atendiendo su negocio. Era el epicentro de reunión en el centro de Quito.
Memorias de un triunfador 59