Page 36 - Mikorey, Max - Judaismo y criminalidad
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delitos anteriores, si denunciaba a todos los cómplices y posteriormente no se hiciera
pasible de nuevos hechos delictivos.
Löwentha1 comenzó entonces "zu pfeifen" y "auszupacken" (a silbar y desembuchar).
Aseguró que al principio había sido sólo "Nepper" (defraudador), no "Gannef"
(ladrón), pero que luego, en el año 1828, se había unido a la "Chawrusse" berlinesa,
la Asociación Judía de Ladrones. Cabecilla de esta sociedad -dijo- había sido el
recientemente fallecido judío Samuel Jonas, que fue reemplazado por Josef Adolf
Rosenthal, ¡hombre de confianza y espía ("vigilant") de la policía! La banda se
componía en lo esencial de 11 judíos: el viejo Samuel Jonas y sus hijos Hartwig y
Moritz, Josef Adolf Rosenthal, quien hacía "Vertuss" (engañaba) a la policía, además
de los ladrones profesionales Hirsch Salomón Wohlauer, Joseph Hirsch Horwitz,
Israel Jakob Schacher, Arón Küttger, Moses e Isidor Gottschalk y Löwenthal. La
actividad no se circunscribía a Berlín, puesto que los hilos llegaban a la pequeña
ciudad de Betsche, en Posen, donde también se fabricaban los "Klamonniss" (las
llaves falsas), y a Magdeburg y Wolmirstedt y lugares de residencia de los
"Scharfenspieler" ("reducidores") permanentes. Debido a la confesión de Löwenthal
se esclarecieron en total 28 robos, la mayoría de carácter violento, deteniéndose 34
sospechosos hasta fines de junio de 1831, Por supuesto, entre ellos se encontraba
Hirsch Salomón Wohlauer, imputado, además, de otros cargos.
En este caso se comprobó otra vez que los criminales judíos persiguen con particular
odio al "Maser", al "traidor" que colabora con la autoridad no-judía. No pueden
imaginar que un judío de pura sangre sea capaz de semejante acto, evadiéndose de su
puesto en el frente común contra los pueblos trabajadores, de resultas de ello se lo
conceptúa asimismo un "Mamser" un "bastardo", a quien engañar constituye un deber
para el judío. También Wohlauer "desembuchó" e hizo lo propio el acusado Josef
Adolf Rosenthal, poniendo en evidencia que Löwenthal, indultado como
"Kronzeuge", no había suministrado una información íntegra de la totalidad de los
robos perpetrados por él, callando aquellos en los que participaron sus parientes. Por
ende, Löwenthal fue arrestado de nuevo. La confesión de Wohlauer, que tuvo lugar el
27 de octubre de 1831, abarcó 54 hurtos mediante asaltos, y la de Rosenthal, del 17 de
octubre de 1831 comprendió más de 200 hurtos y asaltos, entre ellos 36 robos de cajas
públicas. Los delitos se distribuían en un período de 20 años y participaron más de
500 sujetos, la mayoría de ellos judíos. La información proporcionada condujo
nuevamente a Betsche. A ella viajaron funcionarios policiales acompañados por
Rosenthal y tomando las precauciones adecuadas, se procedió al vaciamiento de este
nido de "reducidores", de esta generosa "fábrica de llaves falsas y hogar nacional de
ladrones", taller de "Flebben" (pasaportes falsos) y de coartadas pagadas. Betsche en
esa época contaba con 1.254 almas, más de un cuarto de ellas judías. En el término de
10 años fueron depuestos no menos de cuatro funcionarios de la magistratura por
encubrir hurtos y con antelación había sido apresada una banda de menos
envergadura, compuesta por judíos de la localidad y de poblados vecinos,