Page 13 - Bochaca Oriol, Joaquín Democracia show
P. 13
No obstante, por favorable que pueda ser la coyuntura, la carta de los tres jóvenes militantes
derechistas constituye un tal tejido de monstruosidades que parece imposible que nadie pueda
tomarla en serio. Hégésippe Simon y los pobres poldevos eran entidades imaginarias y en cierta
medida, se podía excusar el no negar, a priori, su existencia. Los honorables no habían oído hablar
ni de Hégésippe Simon ni de los poldevos, pero ellos no tenían ninguna obligación de conocer a
todos los grandes hombres ni a todos los pueblos oprimidos. Mientras que Terranova y Guatemala,
existen. Su identificación se halla al alcance de cualquiera. Cualquier niño de la escuela primaria
sabe -o debiera saber- que Terranova es -o era entonces- una colonia inglesa, y Guatemala (cuyos
naturales se llaman guatemaltecos y no guatemalianos) es una pequeña nación independiente de
América Central, y que ninguno de esos dos países forma parte de los Estados Unidos, que eran
entonces cuarenta y ocho, y no cuarenta y dos, como aseguran los autores de la misiva.
En cuanto a los detalles acumulados a mansalva en el mensaje de la Liga de Defensa, son
simplemente burlescos. La misma dirección de la Liga ya contiene una celada no hay setenta y dos
avenidas en, Nueva York, sino solamente doce, y constituyen las vías longitudinales de la estrecha
isla de Mannhattan. Los diputados podían ignorar ese detalle topográfico urbano. Sea. Pero
Cortés en Terranova cuando el célebre conquistador extremeño nunca operó fuera de México!...
Pero, los Incas en Terranova, cuando habitaban el Perú y cuando esa isla está únicamente
poblada de algunos esquimales y colonos ingleses y franceses totalizando, apenas trescientas mil
personas, en vez de los dos millones anunciados en la carta... Y las mismas celadas groseras por
lo que respecta a Guatemala, que se halla tan alejada de los Estados Unidos como Rusia lo está
de España y en donde no se habla otro lenguaje más que el español. Y si el portugues Don Pedro
de Siracusa (personaje enteramente imaginario y además Siracusa está en Sicilia y no en
Portugal) la hubiera realmente conquistado en 1456 se habría anticipado a Cristóbal Colón, que no
descubrió América hasta 1492.
Por otra parte, es de notoriedad pública, por lo menos en los medios en que se ocupan de política
extranjera -lo que parece debiera ser el caso del Parlamento Francés- que todos los estados
norteamericanos, sea cual sea su superficie o su población, se hallan uniformemente
representados en el Capitolio por dos senadores siendo, en cambio, el número de diputados el que
es proporcional al número de electores. Y los mixtificadores atribuyen doce senadores al Estado de
Nueva York y uno sólo (aunque uno de más) a dos estados inexistentes.
La broma es, decididamente, gruesa. Cada línea de la circular es, prácticamente, un aviso.
Pero no hay límites para la calurosa ignorancia de los elegidos del pueblo. En el curso de la
semana que sigue al envío de la carta de la Liga de Defensa Etnica, los autores de la misma
reciben nueve respuestas positivas y seis más que piden aclaraciones de detalles. Lo que da un
porcentaje de un 15 por ciento, más un 10 por ciento de dudosos, proporción enorme, si se piensa
que entre los abstencionistas, son numerosos los que omitieron acudir en socorro de los
terranovas y de los guatemalianos ya por simple negligencia, ya porque algunos camaradas más
listos les habían disuadido de ello.
La primera respuesta fue la del diputado Dupuis, riquísimo miembro del Partido Radical-Socialista
en el departamento del Oise que, si bien negligió totalmente emplear una parcela de su fortuna en
adquirir alguna instrucción, era, en cambio, optimista
Estoy persuadido de que el Presidente Roosevelt considerará que vuestros paisanos deben ser
tratados sobre un pié de igualdad, de justicia y de fraternidad.
Max Dorrnoy, diputado socialista del Allier, consideró la causa de los terranovas y los
guatemalianos tan conmovedora que pensó que interesaba a todo su Partido. De manera que, en
una epístola no por breve menos emocionante, responde
Camarada Stanley Guerrero
Os acuso recepción de vuestra carta que someteré a la deliberación del Grupo Socialista al
que pertenezco.
No os puedo prometer nada, pues ya sabéis que en Política no mandan los sentimientos, sino
los fríos hechos, y ni mi Partido ni yo mismo podemos aventurar a Francia en una probable fricción
con el gobierno central de los Estados Unidos, pero desde ahora os prometo mi más sincero apoyo