Page 26 - Bochaca Oriol, Joaquín Democracia show
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concretos, precisos; que fuera, en cierto modo, un encadenamiento riguroso de la lógica
cartesiana. Ningún creador de mitos puede dispensarse de los milagros controlados. Esto parece
difícil, cuando es la cosa más sencilla del mundo. Pues está demostrado que, dentro de la
heteróclita disparidad de las actividades humanas, catástrofes y efemérides coinciden, casi, en. el
espacio y en el tiempo. Cada vez que un alcalde, o tercer subsecretario de Ministerio, inaugura una
pasarela, pone la primera piedra de un hospital o visita una exposición de crisantemos, siempre
pasa algo desagradable, cerca de allí, o relativamente cerca, en todo caso. Es algo relacionado
con el simple cálculo de probabilidades. Se hunde una vieja casa, o hay una epidemia de tosferina,
o se atraca un banco, o el factor de la estación de ferrocarril le fractura el trigémino al barbero, en
el bar del pueblo, como consecuencia de una divergencia de opiniones futbolísticas. Y todos estos
acontecimientos serán reproducidos, puntualmente, por algún periódico local, relegándolo a la
página de hechos diversos, sin que el vulgum pecus caiga en la tentación de sospechar que esto
podría ser consecuencia de aquello, es decir, del mal fario. En cambio, si queda bien claro que el
hombre político trae mala suerte, todo se explica, todo resulta. límpido. Y el hecho diverso se eleva
a la categoría de dogma y, constituye la base de una apologética.
De manera que Pierre-Antoine Cousteau, lanzó, desde Je Suis Partout, la primera andanada.
Desde la conquista de Etiopía, que fue un gran éxito, es evidente que hay en Roma algo que no
funciona; algo que no marcha. Italia ha perdido los Balcanes, ha perdido su influencia en Austria;
está perdiendo posiciones, a causa de su nerviosismo, en España; en su campaña antifrancesa no
recolecta más que fracasos. El Papa desaparece en vísperas del día en que debía celebrarse el
aniversario de la firma del Tratado de Letran y, en consecuencia, felicitar al régimen. ¿Acaso es
verdad, como se rumorea en los medios fascistas, que el Conde Ciano tiene el mal fario, que es un
jettatore
El resultado no se hizo esperar. Je Suis Partout fue inmediatamente secuestrado en Italia. Unos
días más tarde, era prohibido. Aquí, un inciso. Unos días después, el mismo periódico fascista
francés era igualmente secuestrado en Alemania, a consecuencia de una gestión, personal de
Laval que se sentía injuriado por una alusión de P.A. Cousteau en un artículo del periódico. Pocos
fascistas franceses, considerados, por definición, traidores, culpables de inteligencia con el
enemigo, y demás horrendos delitos pueden vanagloriarse de haber sido puestos, también, en el
Indice por los dos grandes países totalitarios a los que se le acusó de servir.
En todo caso, el secuestro de Je Suis Partout por la policía italiana demostraba que Cousteau y
sus amigos habían dado en el blanco. De manera que Georges Blond, que también escribía en Le
Journal, tomó el relevo de Je Suis Partout y remachó el clavo
Los últimos acontecimientos de España contribuyen a reforzar la opinión de los que creen y son
particularmente numerosos en Italia- que el Conde Ciano tiene mal fario. Y recuerdan
La invasión de China empezó justamente después de que el yerno del Duce, entonces cónsul en
Shanghai, hizo un gran elogio de Chiang-Kai-Chek en un discurso.
Que las desgracias del Rey Zogú de Albania empezaron después de que tuviera como testigo de
boda al Conde Ciano.
Que se descubrió que el Presidente del Consejo de Hungría tenía una abuela judía, justo el día
después de haber sido visitado por el Conde Ciano.
Que el Señor Stojadinovitch fue brutalmente obligado a dimitir después de haberse abrazado
espectacularmente con el Conde Ciano.
Que Polonia ha roto con el Eje en el mismo momento en que el Conde Ciano ponía los pies en
Varsovia.
Y ahora, las dificultades de Franco con Queipo de Llano coinciden, de manera sorprendente, con
el viaje de amistad del ministro italiano que debutó espectacularmente en España con la explosión
de un polvorín.
Unos días después, unos textos reproduciendo parcialmente esta prosa aparecieron en media
docena de periódicos franceses. La redacción de Je Suis Partout mandó docenas de cartas de
fieles lectores a los 'principales periódicos de París, epilogando sobre el mismo tema.
Se produjo lo que se ha dado, en llamar una corriente de opinión. Y entonces, el Pontífice de la