Page 170 - Rassinier Paul La mentira de Ulises
P. 170

RASSINIER : La mentira de Ulises



                       cuales la guerra de 1939-45 ha hecho posible contra la voluntad de los hombres, tanto de los
                       verdugos como de las víctimas, el atroz régimen que se sabe.
                             Pero esto ya no pertenece al asunto más que incidentalmente.


                                                         *   *   *


                             Bien entendido, tendremos la elegancia o la audacia de pensar, que no depende ni del
                       Juzgado de Bourg-en-Bresse ni del Tribunal de Apelación de Lyon, ni siquiera del Tribunal
                       de Casación, el que tengamos razón o no: el abogado Dejean de la Batie ha hecho observar
                       muy juiciosamente en nuestro nombre, que la discusión a la cual se nos había desafiado sólo
                       se concebía en las sociedades de eruditos o en cualquier otro lugar en el que los hombres estén
                       acostumbrados a discutir de los problemas sociales, pero no ante un tribunal.
                             Pero los improvisados dirigentes de las asociaciones de deportados, en favor de los
                       cuales juegan tan complacienternente las fuerzas del Estado, no conciben otras verdades salvo
                       las que están decretadas, y a las cuales el gendarme da curso obligatorio en la opinión pública.
                       No están contra el campo de concentración por ser tal campo, sino porque se les ha encerrado
                       a ellos mismos en él: apenas liberados han pedido que se meta dentro a los otros. No hay
                       riesgo por tanto: ¡a la sala de las sociedades de eruditos ya se guardarán de invitarnos!

                       [301]
                             Pues bien, yo rehúso por mi parte a dejarme condenar al silencio, entre la discusión sin
                       salida que se nos ha propuesto ante los jueces, y la que se nos niega ante la opinión pública.
                             Escribiendo La mentira de Ulises tuve la impresión de seguir a Blanqui, Proudhon,
                       Louise Michel, Guesde, Vaillant y Jaurés, y de volverme a encontrar con otros como Albert
                       Londres – Dante no vio nada – el doctor Louis Rousseau – Un médico en presidio – Will  de
                       la Ware y Belbenoit – Los compañeros de la besa – Mesclon – Cómo  he sufrido 15 años de
                       presidio -, etc., todos los cuales han planteado el problema de la represión y del régimen
                       penitenciario a partir de las mismas averiguaciones y en los mismos términos que yo, por lo
                       cual todos ellos recibieron también una simpática acogida del movimiento socialista de su
                       época.
                             Que los adversarios más encarnizados de la obra se encontrasen precisamente entre los
                       dirigentes del Partido socialista y del Partido comunista – ¿unidad de acción? – se explica
                       quizá por la curiosa y supuesta ley de los vaivenes históricos. Es indudable que Alain
                       Sergent, habiendo considerado el régimen penitenciario francés tomando también sus unidades
                       de medida en el movimiento socialista tradicional – Un  anarquista de la bella época, Edic.
                       del Seuil -, fue sobre todo fuera del movimiento socialista donde encontró mayor aceptación.
                             Y que, en el debate sobre la amnistía que tuvo lugar recientemente en la Asamblea
                       nacional, la actitud de los representantes del Partido socialista y del Partido comunista ha
                       podido ser registrada como una prueba redundante, que producía el efecto de una adopción de
                       postura sistemática y casi doctrinal.
                             Siento que esta toma de posición no tenga otras referencias que los conceptos caducos
                       de Nación, Patria y Estado. Por este motivo los que presumen de ser los herederos
                       espirituales de los Partidarios de la Commune, de Jules Guesde y de Jaurés, han sido
                       conducidos insensiblemente a salir fiadores de una literatura que ocultando los datos
                       elementales del problema de la represión en un cultivo del horror, apoyado en una  falsedad
                       histórica, ha creado a la vez una atmósfera de homicidio en Francia y ha abierto un foso
                       insondable entre Francia y Alemania. Independientemente de otros resultados tan paradójicos
                       en otros numerosos terrenos.
                             En uno de sus momentos de sinceridad, David Rousset les había prevenido sin
                       embargo con las siguientes palabras:

                                     «La verdad es que tanto la víctima como el verdugo eran innobles; que la lección de los
                                campos es la fraternidad en la abyección; que si tú mismo no te has portado con ignominia es
                                solamente porque te ha faltado el tiempo y las condiciones no eran apropiadas del todo; que no existe
                                más que una diferencia de ritmo en la descomposición de los seres; que la lentitud del ritmo es
                                inherente a los grandes caracteres; pero que el sedimento, lo que hay debajo y sube, sube, sube, es
                                absolutamente, horriblemente, la misma cosa. ¿Quién lo creerá? Visto que los supervivientes no lo
                                sabrán más. Ellos inventarán también  insulsas truculencias, simples héroes de cartón. La
                                miseria de centenas de millares de muertos servirá de tabú a estas estampas.» (Los días de nuestra



                                                        –   170   –
   165   166   167   168   169   170   171   172   173   174   175