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RASSINIER : La mentira de Ulises




                                     «De acuerdo, pero este sólo es un giro literario... y, como estas cosas a
                                pesar de todo han sucedido en alguna parte, ello apenas tiene importancia.»
                            Yo encontré el razonamiento delicioso. En aquel momento no me atreví a objetar que
                       la batalla de Fontenoy también fue una realidad histórica pero que no era una razón para decir
                       en un "giro literario" semejante que él había asistido a ella. Ni me atreví a decirle que si
                       veintiocho mil supervivientes de los campos nazis pretendieran haber asistido a todos los
                       horrores recogidos por todos los testimonios, los campos tomarían ante la historia un aspecto
                       muy diferente al que tendrían si cada uno de ellos se limitase a decir solamente lo que había
                       visto. Ni tampoco a afirmar que había interés en que ninguno de nosotros fuese tomado en
                       flagrante delito de mentira o de exageración.
                            Posteriormente, en julio de 1947, «Yo he visto, he visto y he vivido...», apareció en
                       Cadenas y luces. Tuve la satisfacción de comprobar que si bien el autor había dejado subsistir
                       íntegramente su testimonio sobre la inyección, sin embargo en lo concerniente a las cámaras
                       de gas había añadido honestamente una nota marginal que trasladaba la responsabilidad sobre
                       otro deportado.


                                                   III.--Abate ROBERT PLOTON

                            Fue párroco de la iglesia de la Natividad, en St. Etienne. Actualmente es párroco de
                       Firminy.
                            Deportado en Buchenwald con el número de registro 44.015, en enero de 1944, en el
                       mismo convoy que yo. Fuimos a parar juntos al bloque 48, que abandonamos también juntos
                       para ir a Dora.
                            Publicó en marzo de 1946 De Montluc à Dora, en la editorial Dumas de St.-Etienne.
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                            Testimonio sin pretensiones que ocupa 90 páginas. El abate Robert Ploton cuenta
                       simplemente los hechos, tal como los ha visto sin profundizar nada y frecuentemente sin
                       control. Manifiestamente es obra de buena fe, y si peca es por una predisposición natural hacia
                       lo superficial, agravada por la prisa que se ha dado en contar sus recuerdos.
                            En el momento de la derrota alemana fue conducido a Bergen-Belsen: él escribe
                       Belsen-Bergen a lo largo del capítulo que relata el acontecimiento, lo cual hace que no se
                       pueda penser en un error tipográfico.
                            En el bloque 48 de Buchenwald ha oído decir que

                                     «Nosotros estamos bajo las órdenes de un preso alemán, ex diputado
                                comunista en el Reichstag.» (Página 26.)
                       y lo ha admitido. En realidad, este jefe de bloque, Erich, sólo era hijo de un diputado
                       comunista.
                            En lo que a la alimentación se refiere, sin duda en condiciones similares, ha escrito:

                                     «En principio el menú diario comprendía un litro de sopa, 400 gramos de
                                un pan muy denso, 20 gramos de margarina obtenida de la hulla  y un postre
                                variable: unas veces una cucharada de confitura, otras queso blanco, o bien un
                                ersatz de salchichón.» (Páginas 63 y 64.)

                            Tanta gente ha dicho que la margarina era extraída de la hulla, tantes periódicos lo han
                       escrito sin ser desmentidos, que ya no se planteó más la cuestión sobre el origen exacto de
                       este producto. En definitiva, Louis Martin-Chauffier ha obrado major escribiendo:

                                     «Parece que nada les agradaba (a los de la S.S.) que no fuese artificial: y la
                               margarina que nos distribuían parcamente les gustaba por ser un producto obtenido
                               de la huila. En la caja de cartón se podía leer: Garantizado sin materia grasa.» De El
                               hombre y la bestia. (Página 95.)






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