Page 478 - Mahabharata
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               comenzaron a luchar contra Bhima y Dhrishtadyumna. Abhimanyu fue enviado con un
               gran ejército para ayudar a Bhima y a Dhrishtadyumna. Había otros que acompañaron a

               Abhimanyu y todos juntos penetraron en el ejército enemigo, formando un nuevo vyuha
               llamado Suchimukha, que quería decir punta de aguja y avanzaron hasta las cercanías de
               Bhima. Dhrishtadyumna volvió su atención hacia Drona, el cual le hizo perder su carro,
               inutilizándolo y matando a sus caballos. Dhrishtadyumna saltó al carro de Abhimanyu
               y continuó luchando. Bhima volvió a su carro y prosiguió su lucha contra los hermanos
               del rey. Lucharon durante largo tiempo, pero al final tuvieron que retirarse.
                   Abhimanyu y Vikarna mantuvieron un duelo que fue un magnífico espectáculo. Cada
               uno era tan fuerte como el otro. Nadie podía decidir cuál de los dos era el mejor luchador.
               Duryodhana y Bhima se encontraron de nuevo. Bhima decidió matar a Duryodhana.
               Tan intenso era su odio que no se detuvo ni siquiera cuando otros vinieron a ayudar a
               Duryodhana. La lucha continuó por algún tiempo. Al final, no pudiendo soportar la
               furia de Bhima, Duryodhana se desmayó y Jayadratha se lo llevó en su carro. Kripa le
               ayudó a Jayadratha a sacar al rey del campo de batalla. Bhima luchó con Jayadratha.
               Varios hombres acudieron en ayuda de ambos y la lucha volvió a hacerse general. La
               noche llegó lentamente, el Sol se había puesto y los ejércitos se retiraron.
                   El campamento de Yudhisthira resonaba con los vítores de todo el mundo. Bhima
               y Dhrishtadyumna eran los héroes del día. Todos estaban contentos de saber que la
               destrucción en el ejército kuru se debía a estos dos. El sexto día de la guerra había
               acabado. Excepto el primer día, el campamento de los pandavas estaba resonando con la
               música de las caracolas, trompetas y tambores anunciando su alegría.
                   Como de costumbre, Duryodhana fue a la tienda de su abuelo y le habló de la pena
               que atenazaba su corazón. Le dijo:

                   —Los pandavas están felices porque han destruido una gran parte de mi ejército.
               Bhima se las arregló para penetrar en nuestro impenetrable vyuha desde muy temprano
               en la mañana. Él y Dhrishtadyumna han causado un estrago tal que me siento desesper-
               ado. Debes destruir a los pandavas inmediatamente. Tienen que morir, si no, no tendré
               paz.
                   Bhishma dijo:
                   —No es justo que hables así, he estado haciendo todo lo que he podido para complac-
               erte. Estoy tratando de ganar esta guerra para ti. Cuando su ejército sea destruido, serán
               derrotados. Pero hay grandes héroes del lado de los pandavas, no es fácil impedirles
               que maten a nuestros soldados. Me estoy jugando la vida y estoy luchando. Ya no me
               queda nada por lo que vivir. Puedo morir en mi intento por complacerte. Lucharé contra
               los pandavas con mi máxima habilidad, nadie puede hacer más que eso. En cuanto a
               matarles, no es posible, no hay nadie que pueda hacerlo. No puedes pedirme que lo
               haga. Te dije incluso al principio de la guerra que no mataría a los pandavas, les quiero
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