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comenzaron a luchar contra Bhima y Dhrishtadyumna. Abhimanyu fue enviado con un
gran ejército para ayudar a Bhima y a Dhrishtadyumna. Había otros que acompañaron a
Abhimanyu y todos juntos penetraron en el ejército enemigo, formando un nuevo vyuha
llamado Suchimukha, que quería decir punta de aguja y avanzaron hasta las cercanías de
Bhima. Dhrishtadyumna volvió su atención hacia Drona, el cual le hizo perder su carro,
inutilizándolo y matando a sus caballos. Dhrishtadyumna saltó al carro de Abhimanyu
y continuó luchando. Bhima volvió a su carro y prosiguió su lucha contra los hermanos
del rey. Lucharon durante largo tiempo, pero al final tuvieron que retirarse.
Abhimanyu y Vikarna mantuvieron un duelo que fue un magnífico espectáculo. Cada
uno era tan fuerte como el otro. Nadie podía decidir cuál de los dos era el mejor luchador.
Duryodhana y Bhima se encontraron de nuevo. Bhima decidió matar a Duryodhana.
Tan intenso era su odio que no se detuvo ni siquiera cuando otros vinieron a ayudar a
Duryodhana. La lucha continuó por algún tiempo. Al final, no pudiendo soportar la
furia de Bhima, Duryodhana se desmayó y Jayadratha se lo llevó en su carro. Kripa le
ayudó a Jayadratha a sacar al rey del campo de batalla. Bhima luchó con Jayadratha.
Varios hombres acudieron en ayuda de ambos y la lucha volvió a hacerse general. La
noche llegó lentamente, el Sol se había puesto y los ejércitos se retiraron.
El campamento de Yudhisthira resonaba con los vítores de todo el mundo. Bhima
y Dhrishtadyumna eran los héroes del día. Todos estaban contentos de saber que la
destrucción en el ejército kuru se debía a estos dos. El sexto día de la guerra había
acabado. Excepto el primer día, el campamento de los pandavas estaba resonando con la
música de las caracolas, trompetas y tambores anunciando su alegría.
Como de costumbre, Duryodhana fue a la tienda de su abuelo y le habló de la pena
que atenazaba su corazón. Le dijo:
—Los pandavas están felices porque han destruido una gran parte de mi ejército.
Bhima se las arregló para penetrar en nuestro impenetrable vyuha desde muy temprano
en la mañana. Él y Dhrishtadyumna han causado un estrago tal que me siento desesper-
ado. Debes destruir a los pandavas inmediatamente. Tienen que morir, si no, no tendré
paz.
Bhishma dijo:
—No es justo que hables así, he estado haciendo todo lo que he podido para complac-
erte. Estoy tratando de ganar esta guerra para ti. Cuando su ejército sea destruido, serán
derrotados. Pero hay grandes héroes del lado de los pandavas, no es fácil impedirles
que maten a nuestros soldados. Me estoy jugando la vida y estoy luchando. Ya no me
queda nada por lo que vivir. Puedo morir en mi intento por complacerte. Lucharé contra
los pandavas con mi máxima habilidad, nadie puede hacer más que eso. En cuanto a
matarles, no es posible, no hay nadie que pueda hacerlo. No puedes pedirme que lo
haga. Te dije incluso al principio de la guerra que no mataría a los pandavas, les quiero