Page 473 - Mahabharata
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6. Bhishma                                                                               453


               aterrador. Se produjo un estruendo que amenazaba rasgar el cielo. Ghatotkacha estaba
               en excelente forma, estaba literalmente borrando al ejército enemigo. Bhishma habló una

               vez más y dijo:
                   —No creo que sea aconsejable luchar ahora con el hijo de Bhima, además tiene
               muchos respaldos. Ni Indra, ni siquiera los rudras, podrían oponérsele en este estado.
               Nuestro ejército tiene que ser salvado de su furia. El Sol está a punto de ponerse, mis
               caballos están extremadamente cansados y yo también. Detengamos la lucha ahora.
               En cuanto oscurezca, la fuerza de Ghatotkacha se incrementará a un ritmo alarmante.
               Retiraremos nuestro ejército y lucharemos mañana.
                   El ejército de los kurus se retiró, de acuerdo a los deseos de su comandante. Los
               pandavas vieron que el ejército de los kurus se había retirado más temprano que de
               costumbre y sabían que era el miedo a Ghatotkacha lo que les hizo replegarse.

                   Estaban muy contentos por la forma en que se habían desenvuelto las cosas en ese
               día. Soplando sus caracolas y trompetas, se retiraron a su campamento. Ghatotkacha fue
               abrazado con afecto por Yudhisthira. Estaba claro que había sido el héroe del día.
                   Los kurus se retiraron a su campamento, todos estaban cansados. Todos durmieron
               profundamente pues estaban exhaustos, pero no Duryodhana. Sentado en silencio en
               su tienda, con su cabeza apoyada entre sus manos pasó allí muchas horas. Las lágrimas
               fluían sin parar de sus ojos enrojecidos. Había perdido a ocho de sus hermanos. Su
               dolor era grande. Parecía como si Bhima fuera a cumplir su promesa y matar a todos sus
               desafortunados hermanos. Pensó en la escena de la próxima muerte de Dussasana que le
               había sido descrita vivamente por Krishna y Bhima. Su cuerpo se estremecía pensando
               en ello, pero apartó el pensamiento y se levantó, diciéndose a sí mismo que no iba a
               permitirlo, tenía que impedirlo de algún modo. Apáticamente, se dispuso a descansar;

               descansar, pero no dormir, estaba demasiado trastornado para poder dormir.
                   De repente, se levantó de la cama y se encaminó hacia la tienda de su abuelo. Se sentó
               a su lado y le dijo:
                   —Abuelo, me siento infeliz. Bhima ha matado a ocho de mis hermanos. Tú, Drona,
               Aswatthama, Kripa, Kritavarma, Bhurisravas, Bhagadatta y Vikarna, estabais allí. ¿No
               pudisteis impedir la muerte de mis hermanos? Cada uno de vosotros puede vencer a los
               dioses en una guerra. ¿Por qué entonces no pudisteis hacer esto por mí? Esta fuerza de
               los pandavas es algo que no puedo comprender. ¿Cómo es que pueden enfrentarse con
               todos nosotros? ¿Cómo pueden ganar cada día? Por favor, dímelo.

                   Bhishma le sonrió dulcemente y le dijo:
                   —Hijo mío, Duryodhana, esto es lo que he estado tratando de decirte todos estos días.
               Y ahora te lo repetiré. Haz las paces con Yudhisthira y vive con el resto de tus hermanos,
               no dejes que esta terrible guerra continúe. Te he dicho una y otra vez que no es posible
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