Page 481 - Mahabharata
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6. Bhishma                                                                               461


               se hubiera hecho añicos. Tuvo que subirse al carro de Sakuni y retirarse de la lucha, tras
               lo cual Bhima tuvo tiempo de dedicarse a su tarea favorita: la destrucción del ejército de

               los elefantes.
                   El ejército kuru estaba haciendo todo lo que podía para aguantar el ataque de los
               pandavas, pero no era posible. Su valor era insignificante frente al de sus oponentes. El
               agua del Ganges es dulce, pero pierde su dulzura cuando el río se funde con el mar. Del
               mismo modo el valor de los kurus estaba siendo tragado por la bravura de los pandavas.
               No podía culparse a los kurus por ello, lucharon con gran acierto y arrojo, pero sus
               oponentes eran demasiado poderosos. Parecía como si los kurus persiguiesen un solo
               objetivo: alcanzar los cielos que se les asignan a aquellos que mueren en el campo de
               batalla.
                   La lucha entre Bhagadatta y Ghatotkacha fue uno de los acontecimientos del día.
               En un carro tan brillante como el Sol de la mañana, Ghatotkacha se aproximó al rey
               de Pragyotisha. Bhagadatta estaba sentado en su maravilloso elefante. Parecía Indra
               Airavata sobre su elefante blanco. Ambos contendientes se equiparaban en valor. Se
               herían entre sí y ambos se trataban con desprecio. La sonrisa no dejaba el rostro de
               Bhagadatta mientras recibía la intensa lluvia de afiladas flechas de Ghatotkacha, quien le
               mató los caballos de su carro. Furioso, Ghatotkacha arrojó una jabalina a Bhagadatta,
               pero su oponente la atrapó y la rompió en tres pedazos. Ghatotkacha tuvo que abandonar
               el campo. No pudo luchar contra aquel maravilloso oponente. El elefante de Bhagadatta
               comenzó a destruir el ejército de los pandavas.

                   Salya luchó con sus sobrinos Nakula y Shadeva, sintiéndose complacido con su valor.
               Con una sonrisa, rompió el estandarte de Nakula y mató a su conductor. Los caballos
               fueron sus siguientes víctimas. Nakula pasó al carro de Shadeva y juntos lucharon contra
               su tío. Shadeva estaba furioso con su tío y le lanzó una terrible jabalina que hizo que
               Salya perdiera el sentido y cayera desmayado. Su carro fue conducido fuera del campo.
                   Era ya mediodía. Yudhisthira se lanzó en dirección a un guerrero llamado Srutayus,
               comenzando su ataque con una gran lluvia de flechas. Srutayus le devolvió el ataque y
               una de sus flechas rompió la armadura de Yudhisthira, pero éste no le dio importancia
               y disparó una flecha que rompió el estandarte de Srutayus, haciéndole caer a tierra.
               Yudhisthira parecía una cobra enfurecida. Los soldados estaban sorprendidos por la
               expresión del rostro del príncipe pandava. Siempre habían visto a Yudhisthira como
               una persona gentil y agradable, mas el aspecto que ofrecía ahora era terrible. No podían
               creer que en él cupiese tanta ira. La lucha siguió; Srutayus lanzó una flecha que iba
               dirigida al pecho de Yudhisthira, el cual la cortó en pedazos. Luego Yudhisthira mató
               a los caballos de Srutayus, el cual tuvo miedo de continuar la lucha y salió corriendo
               del campo. Yudhisthira se dirigió invicto hacia el ejército y comenzó a destruirlo. Kripa
               salió malparado de su lucha con Chekitana. Tuvo que ser sacado del campo por Sakuni.
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