Page 743 - Mahabharata
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14. El ritual del caballo                                                                723


               esperando, había oído el llanto de un niño y se había puesto muy feliz, pero cuando le vio
               salir del aposento de Uttara se quedó impávido, parecía que Krishna iba a desmayarse,

               pues anduvo tambaleante hasta sentarse. Satyaki se dio cuenta inmediatamente de que
               Krishna estaba en trance, por ello esperó junto a él hasta que volviese en sí. Suponía que
               a Krishna no le iba a gustar que se entrometiese en sus más íntimos sentimientos. Era
               evidente que aquella obra le había requerido toda su energía; su energía espiritual. Pero
               Krishna ya se estaba recobrando, era un momento sagrado. Krishna estaba sintonizando
               su conciencia para ponerse en contacto con el infinito y así poder recobrar su energía.
               Satyaki esperaba.
                   Por fin Krishna volvió en sí, ya parecía el mismo Krishna de siempre, pero su cara
               brillaba con una luz nueva. Parecía como si hubiese pasado por una extraña experiencia,
               pero Satyaki no quiso hablar de ello, dijo:
                   —Así es que Abhimanyu vive otra vez. La gloria será tuya por este acto que has real-
               izado, ha sido un logro mayor que haber ganado la guerra en el campo de Kurukshetra.
                   Krishna le sonrió y le dijo:
                   —Sí, Satyaki, esto ha sido más difícil que ganar la guerra. Se cogieron de la mano
               y andando juntos se alejaron de allí. El palacio se había convertido en un templo
               de gozo. Todo el reino estaba celebrando el nacimiento del heredero al trono de los
               pauravas. Durante un mes se estuvo celebrando aquel magnífico acontecimiento, el hijo
               de Abhimanyu recibió el nombre de Parikshita. Incluso hasta Subhadra pudo olvidar su
               dolor por el nacimiento de aquel hijo de Abhimanyu.
                   Luego llegaron noticias de que Yudhisthira regresaba del norte y Krishna y algunos
               otros salieron a su encuentro a mitad del camino. Toda la comitiva entró en la ciudad
               con gran entusiasmo. Vyasa vino para hacer los preparativos para el aswamedha. En

               cuanto el rey vio al hijo de Abhimanyu toda su pena desapareció, era divertido ver a
               Bhima coger aquella pequeña criatura entre sus enormes manos: quería mucho a su
               nieto. Yudhisthira fue donde estaba Krishna y le dijo:
                   —Krishna, por favor, escúchame, tengo algo que pedirte: has de ser tú quien realice
               el yaga. Tú has ganado este reino para nosotros y es justo que seas tú quien realice el
               aswamedha.
                   Krishna le sonrió agradecido y le dijo:
                   —Tú eres el gobernante de este reino, eres el señor y el dueño de todos nosotros, lo
               justo es que el aswamedha yaga sea realizado por un rey de la raza lunar. Así lo han
               hecho todos los reyes de esta casa. Además, tu querido abuelo dijo que tenías que ser
               como Nahusha y Harischandra. Me sentiré muy honrado si me permites servirte como
               un vasallo; estoy orgulloso de ti, mi señor. En verdad, soy un hombre feliz porque estoy
               viendo cómo todos mis sueños se están haciendo realidad uno detrás de otro; se están
               realizando todos, mi señor, tan sólo hace falta un poco de paciencia.
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