Page 747 - Mahabharata
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15. La Ermita 727
no podía apartar sus ojos, algo extraño le estaba sucediendo. Yudhisthira sentía como
si se estuviera volviendo más fuerte y más sabio, le parecía que se estaba convirtiendo
en algo diferente, casi le parecía que era más Vidura que Yudhisthira. Después de esto,
observando a Vidura con más atención se dio cuenta de que había muerto. Entonces
comprendió que Vidura había entrado en su cuerpo y había abandonado el suyo. Luego
se dispuso a incinerar el cuerpo preparando para ello la pira crematoria, pero escuchó
una voz que venía de los cielos; era Dharma que le decía:
—Vidura era la encarnación del Dharma igual que lo eres tú, él ha muerto y ha
entrado en tu cuerpo, ahora tienes a Vidura dentro de ti. En cuanto a su cuerpo no le
hagas nada, no debes incinerarlo porque es parte de ti. Déjalo tal cual está y vete a
reunirte con tus hermanos.
Yudhisthira regresó a la presencia de Dhritarashtra y les contó a todos aquella experi-
encia extraña que había tenido.
Pasaron unos cuantos días junto a los ancianos hasta que les pidieron que regresasen
a Hastinapura. La separación de su madre les resultaba muy difícil. Kunti les abrazó a
todos y a su hijo mayor le dijo:
—Hijo mío, puede que no nos veamos de nuevo. Cuida a mi hijo Shadeva, ya sabes lo
mucho que le quiero; aunque ya es mayor siento que aún es un niño. Cuídate a ti mismo
y a los demás, gobierna bien el reino. Os bendigo a todos.
Con lágrimas en sus ojos emprendieron el camino de regreso a Hastinapura.
Dos años más tarde Narada fue a Hastinapura, donde se le recibió con gran honor.
Yudhisthira sabía que la visita de Narada significaba que tenía algo importante que
decirles. Todos los hermanos se habían reunido y Narada dijo:
—Yudhisthira, tienes razón en lo que supones, tengo noticias de grave importancia
para ti; Dhritarashtra, Gandhari y Kunti regresaban de la orilla del río hacia la ermita
cuando se produjo un fuego en el bosque donde ellos residen, Sanjaya iba también con
ellos. Todos se sentían enfermos por las severas penitencias que han estado realizando;
vieron el fuego y no intentaron siquiera escapar de él. El rey ordenó a Sanjaya que les
abandonase antes de que el fuego les cercase impidiéndoles escapar, él trató de negarse
pero el rey insistió hasta que Sanjaya tuvo que irse, dejando que los ancianos quedaran
apresados por el fuego. Los tres permitieron que el fuego del bosque les devorase entre
sus llamas. Ahora Sanjaya se ha ido al monte Himalaya a pasar allí el resto de su vida.
Siento mucho tener que ser mensajero de noticias tan lamentables como ésta.
Yudhisthira se desmayó y Shadeva rompió a llorar como un niño. Bhima sollozaba
inconsolablemente: la madre de los pandavas había muerto. Aún no podían hacerse
a la idea, pero tenían que aceptarlo. A los hijos de Kunti no les resultaba nada fácil
aceptar que se habían quedado huérfanos, su madre también había muerto. Kunti, que